El próximo año se conmemoran los 200 años del fallecimiento del General Martín Miguel de Güemes, cuyo deceso tuvo lugar en su campamento de la Quebrada de La Horqueta el 17 de junio de 1821, como consecuencia de las heridas que le infringieron tropas realistas, que suceptriciamente habían ocupado la ciudad de Salta la noche del 7 de junio. Murió a la temprana edad de treinta y seis años y es el único prócer de su envergadura que perdió la vida a causa de una bala disparada por un enemigo externo. Es de señalar que las ciudades de Salta y Jujuy en diversas oportunidades fueron ocupadas por los españoles y luego recuperadas por los patriotas, tan es así que luego de su muerte los gauchos sitiaron la ciudad y los españoles debieron retirarse de la misma.
La gloria de Güemes es la de su compromiso con el plan sanmartiniano. Entre 1810 y 1816 el frente de lucha estuvo centrado exclusivamente en el Norte, donde se enfrentaban los ejércitos patriota y español con suerte dispar. La estrategia que diseña San Martín es la de romper la inercia cruzando la cordillera de Los Andes para llevar la libertad a Chile y luego desde esa base atacar el centro mismo del poder español en Perú. Para llevar a cabo esta tarea era necesario que cuantiosas tropas realistas estuvieran retenidas en el Alto Perú y al mismo tiempo fuera posible contener su avance.
La tarea de Güemes fue la descripta, enfrentar a tropas regulares superiores en número, mediante la “guerra gaucha”, una guerra de guerrillas realizada por diestros jinetes que conocen en detalle el territorio por cuya libertad luchan, que no le dejan recursos al enemigo que avanza, que le cortan su cadena de abastecimientos, le tienden emboscadas, cargas de caballería sorpresivas, hostigamientos audaces y enfrentamientos directos solo cuando se dan las condiciones.
El General José María Paz en sus Memorias Póstumas dice que Güemes “poseía esa elocuencia peculiar que arrastra a las masas…, tenía para los gauchos tal unción en sus palabras y una elocuencia tan persuasiva, que hubieran ido en derechura a hacerse matar para probarle su convencimiento y su adhesión…al protector y padre de los pobres como le llamaban; y también, porque es preciso decirlo, al patriota sincero y decidido por la Independencia, porque Güemes lo era en alto grado”.
A veces desde el centro del país, cuesta entender la gesta que llevaron adelante los pueblos de Salta y Jujuy, que soportaron siete invasiones españolas, era la tierra en armas en defensa de la libertad, el campo de batalla de un territorio además empobrecido, porque en los tiempos coloniales la Intendencia de Salta había prosperado con el intercambio comercial entre los Virreinatos del Río de la Plata y del Perú, el que se interrumpió luego de la Revolución de Mayo. En este contexto difícil, Güemes debía exigir sacrificios personales y económicos para sostener la lucha, por lo que tuvo también que establecer empréstitos forzosos.
Güemes nació en Salta el 5 de febrero de 1785, era hijo de Gabriel Güemes Montero, Tesorero Real, y de Magdalena Goyechea y la Corte, perteneciente a una conocida familia de Jujuy. A los catorce años de edad ingresó como cadete en el Tercer Batallón del Regimiento Fijo de Buenos Aires, por entonces destinado en Salta. En 1806 el cuerpo al que pertenecía fue convocado con motivo de la primera invasión inglesa. En esos días Güemes se desempeña como Ayudante de Liniers y como dato anecdótico participó como diestro jinete, del apresamiento del buque “Justina” que a raíz de una bajante del Río de la Plata había quedado varado a la altura de Retiro.
En 1808 regresó a Salta. En 1809 la Junta Gubernativa de Sevilla le extiende el despacho de Subteniente. Producida la Revolución de Mayo se pone a su servicio y es designado Jefe de la Partida de Observación en la Quebrada de Humahuaca. Participó de la batalla de Suipacha y luego por desavenencias con Castelli se retira, para pedir su reincorporación luego del desastre de Huaqui, pasando a prestar servicios a las órdenes de Juan Martín de Pueyrredón. En 1812 pasa a desempeñarse en Buenos Aires, pero pronto debe regresar al Norte donde sus servicios eran necesarios.
En 1815 es designado Gobernador de Salta, siendo el primero en ser elegido por el Cabildo, ya que los anteriores habían sido nombrados por Buenos Aires. Con esta decisión se reafirma la autonomía de lo que hoy son las Provincias de Salta y Jujuy. Este cargo le dio la conducción del territorio a un gobernante y militar convencido de que para defender la frontera la estrategia a emplear no era la batalla campal, sino la guerra de recursos y guerrillas para desgastar al enemigo y solo enfrentarlo cuando estaba desorientado, desorganizado y en lo posible sin abastecimientos, todo en base a un plan sin improvisaciones. En lo institucional, como Gobernador , Güemes instó a los congresales a declarar la independencia y no participó de guerras civiles.
En este marco y con escasa ayuda nacional, Güemes organizó la resistencia para repeler e impedir el avance de sucesivas invasiones españolas, mientras San Martín llevaba adelante su plan. En tiempos nacionales de anarquía y de enfrentamientos internos, recuerda el historiador Atilio Cornejo, “el propio San Martín, en junio 8 de 1820, nombro a Güemes como General en Jefe del Ejército de Observación sobre el Perú, en virtud del poder acordado por los jefes y oficiales patriotas en Rancagua, el 2 de abril de 1820, despacho que es recibido por Güemes el 28 de julio de 1820”.
En días de dificultades, es útil rendir homenaje y recordar el esfuerzo y sacrificio de los Próceres que fundaron la Nación, a fin de inspirarnos en su ejemplo y de esta manera encontrar los caminos de concordia que nos permitan superar los problemas del presente.
Por Ricardo Gomez Diez*
*Ex Vicegobernador y Senador Nacional por Salta-Para La Gazeta del Progreso
Comentarios por Carolina Lascano