El 9 de octubre de 1848 el gobernador Juan Manuel de Rosas ordenó el cambio de algunas calles de la ciudad al jefe de policía don Juan Moreno. La Gaceta Mercantil del 9 de abril de 1849[1], informó una nota de dicho jefe en que da cuenta la “variación hecha en algunas calles de esta ciudad, en cumplimiento de las órdenes superiores y de las instrucciones que se le habían dado”.
La actual calle Moreno, conocida como la de la “Biblioteca”, fue llamada en 1829 como la del “Restaurador” a poco de asumir su segundo gobierno en 1836 como para que no quedaran dudas quien era fue llamada del “Restaurador Rosas”[2]. Cambiada con esta inscripción “1612 – Calle San Francisco”. Como lo señala Zinny “esta variación en que estaba inscripto el año de 1612, era con el objeto de recordar la época de la fundación del Convento”[3]. Este es el primer nombre que nos llamó poderosamente la atención y revela un cambio en Rosas, al excluir su nombre como lo seguiremos viendo de la nomenclatura urbana.
La plaza de “Monserrat” conocida sucesivamente como la de las “Carretas”, la de “Toros”, la de la “Fidelidad” donde juraron la bandera aquellos hombres de color que en la invasión británica jugaron su vida y del “Restaurador Rosas”, fue denominada en homenaje al Libertador y se colocó una tablilla con la siguiente inscripción: “Desde el 12 de diciembre de 1816 hasta el 12 de febrero de 1817 – Jornada de los Andes – Plaza General San Martín”.
Por la correspondencia que conocemos entre San Martín y Rosas, éste nunca lo informó del homenaje, y el Libertador en la del 6 de mayo de 1850, sólo le agradeció “honrar la memoria de este viejo amigo, como lo acaba de verificar en su importante mensaje de 27 de diciembre pasado; mensaje que por segunda vez me he hecho leer, y que como argentino me llena de verdadero orgullo”[4].
Fue así este homenaje el primero que se tenga conocimiento en nuestro país que recibió el Libertador en vida, fue en Buenos Aires a la que le legó sus restos y en el barrio de Monserrat. Nos queda la duda si tuvo noticias de él, ya que no hay ninguna carta que haga mención a esta circunstancia, pero conociendo sus no pocos renunciamientos a lo largo de su vida, no sería raro que a este tampoco le diera demasiada entidad.
La calle “Restaurador Rosas” (hoy Moreno desde la calle Bernardo de Irigoyen) hacia el Oeste, se la denominó “General López” con la siguiente inscripción “1829 – Abril 26 – Calle General López”, queriendo con esa fecha conmemorar el día en que fueron derrotados en 1829 por el gobernador de Santa Fe los revolucionarios del 1º de diciembre de 1828[5].
La calle de la “Catedral”, fue variada con esta inscripción “Primera fundación – 1668 – Segunda fundación – 1753 – Santa Iglesia Catedral. Calle “San Martín” [6]. Vicente O. Cutolo sostiene que Rosas le dio el nombre en homenaje al Libertador[7], seguramente basándose en que los emigrados a su vez hicieron circular un falso decreto en que el gobernador le quitaba el patronazgo de San Martín de Tours porque protegía poco la ciudad. Alberto G. Piñeiro[8] y Mario Visiconte[9] sostienen lo contrario. Zinny por su parte menciona “Esta inscripción era para recordar la época de la erección del templo de la Santa Iglesia Catedral, y a la segunda fundación que tuvo lugar el año de 1753, a consecuencia del desplome acaecido a las siete de la mañana del 24 de mayo de 1752. Y se le dio el nuevo nombre en conmemoración, homenaje y reconocimiento a nuestro glorioso patrón San Martín”[10].
La calle “Bolívar” era llamada “de la Universidad”,[11] porque en ella estaba emplazado el establecimiento, pero en 1849 se dispuso denominarla “Santa Rosa”, colocándose esta inscripción: “1816 – Septiembre 14 – Calle “Santa Rosa” honrando de este modo a la Santa limeña que en esa fecha había sido proclamada Patrona de la América por el Congreso reunido en Tucumán[12].
La calle conocida como “Paseo de la Encarnación” en memoria de la esposa de Rosas, doña Encarnación Ezcurra, y también calle de “La Alameda”, se le dio el nombre de “Calle “Julio”, con esta inscripción “1816 – Julio 9 – Calle Julio”. Antonio Zinny recuerda que la “Junta de Representantes había dado al paseo de “La Alameda” la denominación de “Paseo de la Encarnación”, pero Rosas pidió que se le denominase de Julio en recuerdo de la Independencia de la Nación”[13]. Juan Manuel Beruti en sus Memorias Curiosas recuerda la colocación de la piedra fundamental del muro de la Alameda desde la fortaleza con los mayores detalles:
El 18 de enero de 1847. En esta tarde, en presencia de todas las autoridades eclesiásticas, civiles, militares, ministros y cónsules extranjeros, vecinos más notables y un sinnúmero de pueblo que concurrió, en el cimiento del muro que se va a levantar y arranca del baluarte de la fortaleza que mira al Norte, en la parte de la barranca del río a la Alameda, se colocó la piedra fundamental de esta obra, que fue una urna de cristal metida dentro de un cajón de piedra; la que bendijo antes el ilustrísimo señor obispo diocesano don Mariano Medrano acompañado del presidente del venerable senado del clero, señores canónigos y eclesiásticos. Fueron padrinos don Manuel Inciarte y doña Manuela Rosas y Ezcurra.
Toda la Alameda estaba embanderada federalmente, acompañando a su alegría varias bandas de música militares, que divertían la concurrencia.
Se formó un acta autorizada por el escribano mayor de gobierno, don Rufino Basavilbaso, que fue colocada su original en la urna; y se sacó antes una copia autorizada, que se pasó al gobierno para que la mandase archivar donde fuera de su supremo agrado.
Concluido todo, pasaron todas las autoridades a la casa de la comandancia de marina, en donde en una gran sala elegantemente adornada con el retrato del señor gobernador y banderas estaba colocada una espléndida mesa de refresco, entonándose varios himnos federales, que fueron cantados por los mismos aficionados; habiendo en seguida formándose una tertulia de baile que duró hasta las once de la noche.
Las monedas de varias naciones que se colocaron y depositaron en la urna en que se colocó el acta y otros documentos relativos a la colocación de la piedra fundamental son las siguientes:
La señora doña Manuela Rosas y Ezcurra donó una onza de oro, una de plata, una de plata de 1838 con el busto de la reina de Inglaterra Victoria I. Una medalla de plata del emperador del Brasil don Pedro II en su coronación.
Don Pedro Romero, una moneda con el busto de Bolívar, una medalla de la expedición del desierto año 1833, otra del Estado Oriental del Uruguay de 1840, otra de los Estados Unidos de Norteamérica de 1844.
Don Pedro Gimeno, una medalla con busto del señor gobernador y dos moneditas de los Estados Unidos.
Don Juan José Ruiz, una moneda del día de la jura de la constitución política en Chile el 18 de setiembre de1828.
Una medalla acuñada en Lima en 1821, con el lema “Bajo la protección del Ejército Libertador del Perú al mando del general San Martín”.
Otra medalla a los libertadores de Colombia y Perú por los empleados de Potosí en 1828.
Otra medalla del Banco Nacional de 1827. Otra de la República de Haití con el busto de su presidente Petión.
Una de bronce de la república francesa. Otra de cobre sellado en la China. Otra medalla también de la China. Otra de plata turca. Otra de Montevideo de 1830.
Don Pedro de Angelis, una medalla de la independencia del Brasil de 1822 de cobre. Sobre la jura de la lealtad de Buenos Aires de plata después de la invasión inglesa en 1808. Otra de la Colonia del Sacramento.
El señor don José Gregorio Lezama, un peso fuerte de la república mejicana de 1838, una de Chile de 1817, una de la república Centro América de 1834. Una boliviana con el busto del general Bolívar de 1828, dos de la república peruana del Cuzco de 1837. Una riojana con el busto del restaurador de las leyes de 1842.
Una sarda de 1828. Una con el busto de su majestad Carlos Alberto de 1844. Cinco francos con el busto de Luis Felipe rey de los franceses de 1834. Una de cobre de los Estados Unidos de 1816. Un peso fuerte de 1660, de Bremen; dos prusianas de 1770 y 1823. Una de Suecia de 1778. Una del Papa de 1830. Una de plata alusiva a la Reconquista de esta ciudad.
Don Fernando Gloede, una de Dinamarca de 1644, una del reino de Hannover de 1806 y 1840 otra; una de Hamburgo de 1832, 36 y 39; una de Rusia de 1831; una de Austria de 1823, una de Irlanda de 1805[14].
Nos queda el deseo que alguna vez se pueda encontrar esta piedra fundamental, para contemplarla y preservarla como valioso patrimonio.
La actual calle “Venezuela” se llamaba así desde 1822, sin embargo por decisión de Rosas fue denominada hasta la del “Buen Orden” de Este a Oeste, calle de “Santo Domingo”, por pasar detrás de dicho convento, después de haberse llamado “Santa Catalina”, “Rosario” y “Basualdo” en honor del acaudalado vecino don Manuel Ortiz Basualdo que era el Alférez Real en 1807 y contribuyó de su peculio a la formación de los cuerpos militares[15]. Se colocó en ella una tablilla que decía “1723 Calle “Santo Domingo”[16], en 1857 volvió a tomar el nombre de Venezuela que lleva hasta la actualidad.
La hoy avenida “Belgrano”, desde “Buen Orden” al Oeste se varió por el de “Calle Monserrat”, en recuerdo del templo levantado sobre ella[17]. Se colocó una tablilla con esta inscripción “1769 – Calle “Monserrat”. Afirma Zinny que “el señor Moreno no pudo hallar datos ciertos de la época de la fundación de los templos, pues la que da del de Monserrat no es la de su erección, sino la de la fundación del curato, que es la que fue puesta en la inscripción”[18].
La calle “Cangallo”[19] este nombre se conservó en la nomenclatura hasta que se le otorgó el de Teniente General Juan D. Perón en 1984, mantuvo por la decisión de octubre de 1848 esa denominación desde la esquina con “Artes” (Carlos Pellegrini), y hacia el río llevó el de “La Merced” colocándose una tablilla con esta inscripción “1768 – Calle La Merced”[20].
La calle “Potosí”[21] (hoy Alsina), hasta “Buen Orden” (Bernardo de Yrigoyen) llevó el nombre de “Santa Clara” colocándose esta inscripción “1806 – 12 de agosto – “Calle de Santa Clara”, recordando que en esa fecha la “heroica ciudad de Buenos Aires de un modo glorioso se reconquistó por sus fieles hijos del poder británico”[22]. En honor a la rigurosidad histórica digamos que no sólo por sus fieles hijos, sino también por el valioso apoyo de la ciudad de Montevideo, que fue distinguida con el título de “La muy fiel y leal reconquistadora”. Por otra parte la calle Potosí siguió llamándose así, hasta que en 1878 se denominó en todo su trayecto con el nombre de Adolfo Alsina, que a la altura del 1100 tenía su domicilio. Una de la copla de la época recordaba: “En la calle Potosí / entre Salta y la de Lima / hoy llora una guitarra / porque ha muerto Adolfo Alsina.
La calle de la “Reconquista” era llamada la calle que hoy conocemos como “Defensa”, ya desde 1845 se la empezó a denominar así popularmente sostiene Cutolo como un homenaje a la actuación ante la agresión británica y francesa[23]. En 1848 con la se adoptó oficialmente esa nueva denominación colocándose la inscripción – “1807 – Calle “La Defensa”. Agrega Zinny acertadamente “por esa esa calle en donde principalmente se hizo la heroica defensa de esta ciudad en el año 1807, en que fue invadida por un ejército aguerrido y valiente de 12.500 ingleses, compuesto todo el de tropa de línea”[24]: como que hasta hoy es testimonio del coraje de aquellos hombres las marcas de las balas en la torre del convento de Santo Domingo.
La calle “Reconquista”[25] que hoy conocemos como tal quedó por estas normas de 1849 con ese nombre colocándose esta tablilla: “1806 ´Calle “La Reconquista” -, para recordar “la calle principal de la entrada triunfante de nuestras tropas de milicias, contra las armas del poder británico en su primera invasión a esta ciudad[26]; valga recordar que en el atrio de la iglesia de Nuestra Señora de la Merced, el 12 de agosto de 1806 don Santiago de Liniers se instaló para el comando de las tropas que reconquistaron Buenos Aires.
Vayan estas breves líneas como recuerdo a un cambio de denominación, cosa hoy harto frecuente; pero en este caso especial merece especial recuerdo el que Juan Manuel de Rosas, hombre fuerte sin dudas, haya honrado con el nombre del Libertador una plaza que había sido denominada con su nombre, y más como lo dijimos hace poco en vida de San Martín[27]. Lo mismo con el nombre de su fallecida mujer, al cambiarlo por la magna fecha del 9 de Julio. En rigor a la justicia histórica y como una modesta contribución a la grieta que también a veces divide en opiniones a los cultores de Clío, vaya este reconocimiento.
por Roberto L. Elissalde*
*Presidente de la Junta de Estudios Históricos de la Recoleta. Historiador Porteño 2021.
1 GACETA MERCANTIL, 9 de abril de 1849, Nº 7614.
2 CUTOLO, VICENTE OSVALDO, Buenos Aires, historia de las calles y sus nombres, Editorial Elche, Buenos Aires, 1994 T. II., p. 827.
3 ZINNY, ANTONIO, La Gaceta Mercantil de Buenos Aires 1823 -1852, Talleres Gráficos de la Penitenciaría Nacional, Buenos Aires, 1912, T. III., p. 282.
4 IBARGUREN, CARLOS, San Martín, su correspondencia, Museo Histórico Nacional, Buenos Aires, 1911, p. 143.
5 ZINNY, ob. cit., T. III., p. 283.
6 IBÍDEM, T. III., p. 283.
7 CUTOLO, ob. cit., T. II., p. 1114.
8 PIÑEIRO, ALBERTO Gabriel, Barrios, calles y plazas de la Ciudad de Buenos Aires, Instituto Histórico de la Ciudad de Buenos Aires, Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, 1983, p. 270.
9 VISICONTE, MARIO, Barrios, calles y plazas de la Ciudad de Buenos Aires, Instituto Histórico de la Ciudad de Buenos Aires, Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, 1983, p. 283.
10 ZINNY, ob. cit., T. III., p. 283.
11 CUTOLO, ob. cit., T. I., p. 178.
12 ZINNY, ob. cit., T. III., p. 283.
13 IBÍDEM, T. III., p. 283.
14 JUAN MANUEL BERUTI, Memorias Curiosas, Memoria Argentina Emecé, Buenos Aires, 2001, p. 462-463
15 CUTOLO, ob. cit., T. II., p. 1253.
16 ZINNY, ob. cit., T. III., p. 284.
17 CUTOLO, ob. cit., T. I., p. 149-150.
18 ZINNY, ob. cit., T. III., p. 284.
19 CUTOLO, ob. cit., T. II., p. 981.
20 ZINNY, ob. cit., T. III., p. 284.
21 CUTOLO, ob. cit., T. I., p. 36.
22 ZINNY, ob. cit., T. III., p. 284.
23 CUTOLO, ob. cit., T. I., p. 357.
24 ZINNY, ob. cit., T. III., p. 284.
25 CUTOLO, ob. cit., T. I., p. 357.
26 ZINNY, ob. cit., T. III., p. 284.
27 ROBERTO L. ELISSALDE, “1849. Cuando el general San Martín tuvo una plaza en Monserrat”, en Gaceta Mercantil, 7 de noviembre de 2021.