EDITORIAL DEL PRESIDENTE DEL CLUB DEL PROGRESO –

Al comenzar otra serie de editoriales, debo confesar que los acontecimientos políticos –en el amplio sentido de la palabra- son en algunos casos desconcertantes, en otros inesperados y  en otros enigmáticos.

Sin embargo hay hechos que destacar, como la ordenada transición institucional que se hizo con el cambio de presidente, que fue sin sobresaltos significativos y el  cauteloso comportamiento de la ciudadanía, en especial la que fue más combativa y tumultuaria en los cuatro años del gobierno anterior.

La realidad económica, cualquiera sea su origen y causa parece ser soportada a la espera de alguna estabilidad y anhelada mejoría.

La oposición, en un gesto que la enaltece, cumple con sus cometidos institucionales a pesar de la injusta carga que se le hace sobre sus responsabilidades de gobierno.

No todos los miembros del conglomerado vencedor y ahora gobernante, tienen la mesura que la situación exige y algunos de ellos se comportan de modo absolutamente diferente del que tuvo la coalición que gobernó los pasados cuatro años. Imputaciones agraviantes, falsas y tonos sobradores, alertan sobre la inconveniencia de volver a antiguas antinomias.

El breve tiempo transcurrido desde el 10 de diciembre obliga a la cautela tanto de la oposición cuanto de la ciudadanía en general, especialmente de aquella que voto por la fórmula derrotada, pero también por quienes votaron a los vencedores, quienes en buena medida se sienten frustrados cuando no traicionados.

Hay algunos hechos que generan fastidio y estupor como las designaciones de personas cuestionadas por su pasado o por desgraciadas declaraciones o comentarios y de otros que violan elementales normas de comportamiento. Todo ello parece responder al evidente pacto entre sectores del oficialismo que no comulgan entre sí, salvo unos para intentar gobernar y otros para salvar sus pellejos y lucrar otra vez con el dinero público. Sin embargo, aún siendo evidente la maniobra mafiosa, conviene la paciencia. Ellos mismos tendrán que dirimir el conflicto.

Hasta ahora la coalición derrotada ha sido cautelosa y paciente. También tiene que ser seria, evitando los agravios y las declaraciones rimbombantes A diferencia del oficialismo debe aglutinar a sus seguidores con propuestas concretas, esclareciendo las medidas de gobierno, señalando los errores y denunciado los delitos.

Y sobre todo respetando y haciendo respetar los derechos constitucionales, la democracia republicana y la paz ciudadana.

Por  Guillermo V. Lascano Quintana