En estos últimos días presenciamos situaciones que asombran. Parece que asistimos al proceso de renovación idiomática descrito por George orwell en “1984”, a través de la . “neolengua”, cambiante según las circunstancias del momento… Así, resultados electorales pobres festejados con marchas triunfales, discursos contradictorios… . vencido es vencedor, perdedor es ganador, empate es ganar, demagogia es democracia, aguantadero es fuero. Los conceptos se modifican también:.amigo significa bueno, juzgamiento es “lawfare”; lo mismo las calidades, títulos y respeto por las funciones: excelentísimo es mequetrefe, y cosas parecidas. Ello tiene una raíz histórica importante: movimiento no es partido…..Debemos remontarmos a las primeras épocas, años 40, en que se inauguró el peronismo. Conforme a las tendencias de esa época Perón adoptó como modelo un movimiento, al estilo facista, conocido en su época de agregado militar en Italia, y un movimiento no es un partido sino es una organización necesariamente totalitaria, corporativa, autocrática, extendida a todos los campos sin permitir posiciones diferentes en lo informativo, lo educativo, lo sindical, lo económico,lo institucional, lo nacional e institucional, etc. cumpliendo con el apotegma Mussoliniano: “tutto nello Stato, niente fuora dello Stato, niente contra lo Stato”, en tanto los partidos políticos son entidades de interés público creadas para promover la participación voluntaria de la ciudadanía en la vida democrática y contribuir a la integración de la representación nacional.- De esa manera es cómo jugar dos juegos distintos en una misma cancha: la posibilidad del juego con instrumentos como equipos, elenentos y reglas distintas es imposible. Ciertos términos parecen análogos y no lo son: dejando de costado el término planeros referido en general a los que disponen de beneficios otorgados por el estado (como subsidios, ayudas, asignaciones, etcétera) el o los planes parecen ser lo que el gobierno desea y quiénes están fuera del gobierno exigen, confundiendo los fines y métodos que pueden utilizar según el fin al que esperan llegar.- Lo mismo acontece con los proyectos. La carencia real hoy por hoy en término de programación de gobierno consiste en la falta de política de estado….Ella es un entendimiento aceptado por gran mayoría de la población acerca de los objetivos trascendentes a largo plazo de la gestión en todos los órdenes de la actividad nacional, sin dejar de lado ni la República ni la democracia: se parecería a aceptar y aplicar las propuestas, derechos y garantías establecidos en la Constitución nacional (pese a haber sufrido el maltrato de las reformas de 1949 y 1994), en cuanto expresaban un modelo de vida. Los planes debieran ser los procedimientos aceptados y puestos en ejecución por las distintas áreas de gobierno como enmarcados y compatibilizados en la política de estado, de la que carecemos. No pueden circunscribirse a lo electoral. Si se permite la comparación : la política de estado es la estrategia, y los planes constituyen la táctica, y dentro se mueven los proyectos y las realizaciones. Lamentablemente carecemos de una verdadera política de estado. Ella es propia de estadistas, no de políticos. Sin estrategia ningún plan es válido porque son solo parciales, dispersos y a veces antagónicos. De hecho es imprescindible coordinar las políticas fiscal, monetaria, cambiaría, internacional, de alineación en un mundo globalizado, gremial, sindical, defensivo, de seguridad, penitenciario, que en nuestra realidad se ven caminando por carriles distintos. Es hora de llamarnos a la realidad y a la reflexión e intentar no el diálogo o el acuerdo qué se pretenden imponer en este momento, mucho menos el sorpresivo avance de iniciativas gubernamentales intentando sancionar leyes probablemente objetables por quiénes detentarán parte importante del poder de legislar muy próximamente frustrando el resultado de las urnas. Protestar por la democracia y al mismo tiempo intentar frustrarla con maniobras de esa clase no va a mejorar la situación del país, muy crítica, por ahora al menos. Es hora de que con buena fe, honestidad, austeridad, ética y patriotismo haya acuerdo con quienes piensan distinto sobre la política de estado, su vía estratégica, aunque cueste dejar privilegios y aún soltar la mano a algunos amigos. Me resisto a hablar de oficialismo y oposición, porque evoca en algunos la idea de amigo-enemigo, y se actúa de esa manera: los que ganan una elección son mayoría, en muchos casos circunstancial, los que obtienen menos votos son minoría, también muchas veces circunstancial, a la que hay que tratar como enemigo y destruir, pero tanto mayoría como minoría son partes de un mismo gobierno que es para el país, no para los amigos ni para los partidarios, y deben dialogar pero no con el lenguaje y los modos de algunos y algunas electos, como se han visto estos días, ni procurarse ventajas oportunistas…….
por Juan Carlos Pratesi