ALGÚN DÍA HEMOS DE LLEGAR–DESPUÉS SABREMOS A DÓNDE
Si hemos de salvar o no,
de esto naides nos responde;
derecho ande el sol se esconde
tierra adentro hay que tirar;
algún día hemos de llegar–
después sabremos a dónde.
El Gaucho Marín Fierro. Jose Hernández.
Hay pensamientos profundos de José Hernández que merecen relectura, incluso apartándonos del contexto de su obra. En este caso, más allá de la anécdota del inicio del exilio en el desierto de Fierro y Cruz.
Mirado con los ojos de hoy, nos hablan del incierto futuro, que empieza para cada uno de nosotros al despuntar un nuevo día con su propio afán. Estos versos anticiparon al poeta Antonio Machado en aquello de “caminante no hay camino, se hace camino al andar”. Y en el fondo nos remiten a que construimos nuestro destino con cada paso que hacemos hacia el aún desconocido mañana.
Siguiendo con los autores conocidos, cabe traer a colación aquello de Milan Kundera, sobre que nuestras vidas son siempre vividas en borrador, sin posibilidad de pasar en limpio actos y decisiones, en donde se juntan aciertos con errores.
Esta reflexión, que pretende ser breve, convoca a pensar en cuanto que el “adónde”, al que llegarán nuestras vidas personales y colectivas, depende de las decisiones que hagamos, de las construcciones que realicemos, de nuestras empleo de los talentos, del discernimiento con que optemos en la bifurcaciones y opciones y de la valentía de enfrentar lo difícil y riesgoso para obtener lo que anhelamos, en nuestra incesante búsqueda de la esquiva felicidad.
En definitiva, de nuevo, el futuro es incierto y dependerá de lo que hagamos en las difíciles opciones que tenemos por delante. La únicas guías confiables son la conciencia propia, y ese oído atento a la vocación, pues, según el aforismo de San Martín, “serás lo que debas ser o si no , no serás nada”.
Roberto Antonio Punte.