Por Guillermo V. Lascano Quintana

 

El resultado de las elecciones primarias, recientemente celebradas en nuestro país, es favorable a la coalición gobernante. Por razón de los números que consagraron ganadores a la mayoría de los candidatos oficialistas y sobre todo, por el impacto que ello tiene en la opinión pública, a la vista de las elecciones de medio termino del próximo mes de octubre.

Contrariando los pronósticos de buena parte del periodismo y de las encuestadoras, la coalición Cambiemos y el PRO en la ciudad de Buenos Aires, se llevaron un triunfo trascendente.

La prensa oral y escrita, en general y sobre todo los “analistas políticos” tienen la tendencia de generar comentarios superficiales o interesados, con casi el único objetivo de atraer al público. Y de elaborar teorías para satisfacer su afán de parecer informados e inteligentes. Cuentan para ello con la fragilidad de la memoria del público que rara vez expresa su juicio contra ellos, con similar difusión.

Eso sucedió antes de las elecciones y está sucediendo ahora. Antes, como se ha dicho, imaginando resultados. Ahora, elaborando hipótesis sobre el futuro, no solo eleccionario, sino respecto del impacto sobre la gestión de gobierno, sobre el universo de tendencias políticas y sobre cuánto tema se les ocurra a las imaginativas mentes de los escribas.

“Obras son amores y no buenas razones.” Y lo que aconteció, estimados lectores, es que gano la sensatez, la seriedad, el deseo de prosperidad, de respeto a la ley, de pacificación de los espíritus.

El gobernante exitoso, diría Maquiavelo, se basa en la virtud, entendida como la fuerza capaz de orientar sus acciones en pos de sus objetivos; y la fortuna, entendida como el soplo de buena suerte.

La mayoría de la ciudadanía parece haber entendido que las propuestas populistas son inviables y que el trabajo, el ahorro, la inversión, el estudio, son elementos indispensables para la el progreso y la paz. Y quizás, lo más trascendente es la derrota del populismo autoritario y divisionista

Esclarecida esta realidad es previsible el triunfo de la alianza gobernante en las elecciones de octubre. Y también que quienes tienen la responsabilidad de conducir los destinos de la Nación, actúen en consecuencia procurando acuerdos que faciliten el cambio que requiere la sociedad.