La película ganadora de los premios Goya como mejor película, director y actor, nos muestra a un Javier Bardem en lo más alto de su performance (hubiera merecido más una nominación al Oscar por este film que por su papel en Los Ricardos).
En ‘Los lunes al sol’ (2002), la película más famosa de León de Aranoa hasta la fecha, el director expuso una comedia negra desde la clase obrera que sufrió despidos masivos a raíz de la reconversión industrial de Vigo. En aquella, también protagonizada por Javier Bardem, el excelente actor encarnó el rol opuesto al de EL BUEN PATRÓN, el de un desempleado y frustrado Santa que los lunes solo le quedaba tumbarse al sol.
En el nuevo film de Aranoa, Bardem interpreta a Julio Blanco, el carismático propietario de una empresa que fabrica balanzas industriales en una ciudad española de provincias y espera la inminente visita de una comisión que decidirá si le otorgará un premio a la excelencia empresarial. Todo tiene que estar perfecto para la visita. Sin embargo, el mundo parece conspirar contra él. Julio Blanco se niega a asumir que no es el destino el que se cierne en contra, sino que son sus propias acciones las que lo conducen hacia la fatalidad.
El empresario intentará resolver los problemas de sus empleados, entre ellos un trabajador despedido que decide hacer un piquete, cruzando para ello todas las líneas imaginables escudado tras su lema “A veces hay que trucar la balanza para que la medida sea exacta” y dando lugar a una inesperada y explosiva sucesión de acontecimientos imprevisibles. Es un personaje que derrocha un humor ácido, cínico, tal como es su actitud frente a los sufrimientos de los demás. Eso sí, siempre detrás de una máscara de patrón campechano y paternalista.
Todo está permitido si es por el beneficio de la empresa y para poder colgar otro premio en la pared.
por Lic. María Andrea Piazza