Por Antonio Las Heras
La Universidad del Sur de la Florida (Estados Unidos) informa – no sin causar alarma entre pobladores y autoridades gubernamentales – que “este año la llegada del sarzago al Caribe será masiva.” Agrega que “el último diciembre mostró una cobertura total de sargazo de 173 Km2, en comparación con una media histórica de 59 Km2 entre 2011 y 2017” Cabe, entonces, preguntarse ¿qué es éste sargazo al que se refiere la noticia? Y, por qué decimos que puede tratarse de un vestigio de la enigmática Atlántida sobre la cuál nos dejó comentarios sobre su existencia el filósofo griego Platón, en dos de sus diálogos. En el Timeo y en Critias, pone en boca de Sócrates un diálogo del que participa Hermócrates quien a su vez narra algo referido por Critias. Quien dice haberlo oído de su abuelo quien a su vez lo habría escuchado de boca del legislador Solon, quien había recogido estas noticias al indagar sobre los orígenes de Atenas a los sacerdotes egipcios de la ciudad de Sais. Así narrado se advierte, dicen los comentaristas, la trama literaria orientada a revestir la historia de verosimilitud, siendo que los hechos se dicen ocurridos 9000 años antes.
Se describe la isla Atlántida en el mar frente a las columnas de Hércules (hoy estrecho de Gibraltar) siendo extenso su tamaño, “mayor que Libia y Asia menor”, y la influencia de sus reyes llegaba hasta los límites de Libia, junto a Egipto y la Tirrenia, la Magna Grecia de la época, o sea el centro y sur de Italia actuales. Intentando dominar a Atenas fueron vencidos los atlantes y luego la isla desapareció bajo el mar durante una súbita serie de cataclismos y sismos, siendo desde entonces una zona de navegación imposible por los peligros que allí permanecen. (LA ATLÁNTIDA EN TIMEO Y CRITIAS: EXÉGESIS DE UN MITO PLATÓNICO José María Pérez Martel).
El Mar de los Sargazos es un caso único en el mundo. Allí casi no soplan vientos, motivo por el cual, ya desde los días de Cristóbal Colón – descubridor de este mar para los occidentales – se contaban historias acerca de navíos que, sin el viento para impulsar sus velámenes, quedaron atrapados entre los sargazos: de allí el nombre de “Cementerio de los Barcos” con que lo mencionan los hombres de mar.
Extenso, quieto y salado. Cubre una superficie similar a la de los Estados Unidos. Visto desde el aire parece constituir un mar separado del Océano Atlántico. Sus aguas, pobladas por diez millones de toneladas de peculiares algas, presentan un tinte color café. Se extiende de la siguiente manera: hacia el norte su límite es la Corriente del Golfo, por el oeste y el sur limita también con ésta corriente pero en su desplazamiento regresivo y con la corriente Nord-ecuatorial.
En lo profundo, a miles de metros de la superficie, los geólogos describen la presencia de numerosas elevaciones y cordilleras y, entre ellas, surgen, enigmáticas, extensas cumbres planas, presuntamente deterioradas por los vientos y el polvo, lo que indicaría que en un pasado cercano fueron islas. Convalidando esta hipótesis, alrededor de estas cumbres truncadas, los científicos han recogido muestras de arena. Y ya todos sabemos que la arena no se produce en el fondo marino, sino en las costas con el constante golpeteo de las olas contra las piedras.
Hemos dicho que se trata de un caso único. Y es así. En ninguna otra parte del planeta existe tal vastedad cubierta de algas con estas características. Son largas ramas con hojuelas, capaces de vivir cientos de años flotando, a la deriva, sin adherirse a cosa alguna. Esto, sumado a su capacidad de reproducción por gajo, les permite aumentar la población mes tras mes, a pesar de que algunas fuertes corrientes y ciertos peces se encargan de destrozar buena cantidad a diario.
“El sargazo ha sido siempre un ecosistema marino en el Atlántico. En efecto. Una enorme región de la parte oeste del océano se llama Mar de los Sargazos por la prominencia de algas”; explica hoy en día el profesor James W. Fourqurean, de la Universidad de la Florida.
Aquí surge otro nuevo enigma. ¿De dónde ha surgido el sargazo? ¿Cuál es su procedencia, su origen? Los botánicos coinciden en que es muy difícil considerarla una especie netamente marina. Más bien parece ser una adaptación. ¿De qué? Pues bien, de vegetales que, en un pasado, echaban raíces en tierra firme. Para mayor confirmación se realizaron pruebas con sargazos extraídos de las aguas y puestos en tierra con el resultado de que – al poco tiempo – les surgieron raíces pudiendo mantenerse lozanos sin dificultad alguna.
Aquí volvemos a la Atlántida porque, si bien hay quienes opinan que los sargazos procederían de las costas bajas de la Florida y las Antillas, lugares de los cuales habrían sido desprendidos por la Corriente del Golfo, siendo llevados a mar abierto; otros – con no menos fundamentos – los suponen nacidos en el territorio que actualmente ocupa el Mar de los Sargazos, basados en dos hechos irrefutables: a) que el análisis de la geografía submarina de la región indica la presencia de grandes extensiones planas, que ya hemos descripto anteriormente, y que bien podrían haber sido islas en un pasado no muy lejano, b) la indudable capacidad de animales y vegetales para adaptarse a nuevas características permitiendo así la subsistencia de las especies.
¿Qué contestar? La hipótesis de un continente perdido, hallado a través de peculiaridades de la fauna y la flora, es muy sugestiva y no puede desecharse…
Comentarios por Carolina Lascano