Esta semana se cumplen 205 años de la independencia de nuestro país, momento en el que un grupo de ciudadanos, abrazando los valores de la libertad y la soberanía, tuvieron el coraje y la grandeza necesarios para construir los consensos que dieron lugar a uno de los hitos más importantes de nuestra historia. Lo hicieron porque fueron capaces de fijar un objetivo claro: el bien común. Esos próceres cuyos cuadros recorren edificios históricos y cuyos nombres y apellidos lucen en muchas de las calles que recorremos día tras día eran personas de carne y hueso, con sus luces y sus sombras, que, siendo capaces de comprender la urgencia del contexto histórico que les tocaba vivir, actuaron en consecuencia.
Como quien olvida su historia está condenado a repetirla, fechas como esta siempre son un buen momento para que continuemos reflexionando acerca de: ¿qué país queremos?, ¿cuál es nuestra mirada de futuro?, ¿cuáles son los problemas de fondo que no podemos seguir postergando? Como ciudadanos es fundamental marcar un norte sobre qué esperamos de toda nuestra dirigencia política, y por sobre todas las cosas qué podemos hacer desde la ciudadanía para lograr aquello a lo que aspiramos.
El desafío es, precisamente, tener una mirada crítica para construir a partir de ella. Lo que está en juego es ni más ni menos que el valor que tienen para nosotros la libertad, la independencia y la democracia. Siendo así, ¿seremos capaces de leer que este también es un momento histórico que requiere de nuestro mayor esfuerzo y coraje?
Asociación Conciencia nació hace 38 años con el regreso de la democracia a nuestro país, con la clara intención de defender los valores republicanos y democráticos y fomentar la participación ciudadana. En la labor cotidiana, a través de los programas que implementamos, buscamos llevar a la reflexión los interrogantes referidos que por momentos parecen inalcanzables pero que, en realidad, forman parte intrínseca de nuestra vida y acciones diarias.
A partir de estos intercambios, vemos con preocupación algunas situaciones, posiciones y discursos que bajo el manto de la “necesidad de cambio” terminan siendo acciones que van en contra del sistema republicano y federal de gobierno reconocido en el primer artículo de la Constitución Nacional. Las principales acciones, entre otras, incluyen la ley pandemia y las reformas tanto del Ministerio Público Fiscal como de la Justicia Federal. Modificaciones que, por un lado, son neurálgicas en el funcionamiento del sistema republicano y, por el otro, afectan derechos humanos fundamentales de la ciudadanía y requieren de consensos amplios de los sectores públicos, privados, y por sobre todas las cosas, de la sociedad civil.
por Beby Lacroze
La Nación, 9 de julio de 2021