Por Antonio LAS HERAS
¿En qué punto del sendero torcí el rumbo
y equivoqué – sin advertirlo siquiera – que ese recorrido
me era ajeno; tal vez lo era de otro, de cualquiera?
Hice esfuerzos en cada metro del camino y así,
de a poco, fui ingresando en lugares no buscados
donde hallé gente desconocida y situaciones impensadas.
Como animal de costumbres fui aceptando las cosas.
Olvidé mis reales intenciones, planes imaginados y proyectos.
Se robusteció, así, una cáscara que llegó a petrificarse.
Mecanismo adecuado para parecer y en verdad nada ser.
Una vez que hube comprendido esto que he significado
rectifiqué, sin vacilación alguna, el rumbo errado
y heme aquí dando éstos nuevos pasos que conducen
a ese Destino que sólo yo, y ningún otro, pudo haberme otorgado.
Comentarios por Carolina Lascano