Un análisis de este DVD por la Lic. María Andrea Piazza
Los franceses son expertos en hacer comedias exitosas con un humor hilarante pero no exento de inteligencia. Bajo la apariencia de divertimento ligero han tocado temáticas sociales como el racismo en Dios mío, que hemos hecho o la discapacidad física en Amigos inseparables, entre otras. La familia Belier se encuadra en este estilo de comedia pero además con altas cuotas de genuina emotividad.
Todos los miembros de la familia Belier son sordomudos excepto la adolescente Paula, quien hace de puente entre los suyos y el mundo exterior con una entrega total llevando gran parte de la carga de los negocios de la granja familiar. Ellos constituyen un grupo amoroso e inseparable pero ¿cómo puede una adolescente construir su propia identidad dentro de un núcleo familiar tan dependiente de ella?
Paula es una chica tímida con un talento para el canto del que ni siquiera es consciente hasta que su capacidad vocal es descubierta por el profesor de música de su escuela secundaria, un músico frustrado que busca reivindicarse a través del talento de sus alumnos. Tratará de convencerla de participar de un concurso de canto nada menos que en Paris! Para Paula descubrir su propia voz actúa como metáfora de constituir su propia identidad. Las reacciones de los padres ante la posible partida de la amada hija (e indispensable intérprete) son desde hilarantes a muy emotivas.
Paula se debate entre dejar a su familia a la deriva para cumplir sus sueños o permanecer con ella para siempre. La paradoja de no poder compartir su fantástica voz con sus queridos padres y hermano la llena de frustración. Hay una excelente escena durante una presentación del coro del colegio en donde el director Eric Lartigau recurre al original efecto de silenciar momentáneamente una canción para hacer vivir al espectador la sensación que debe sentir un sordo ante lo que no puede percibir: los padres de Paula quedan aislados del resto de la audiencia que estallan en aplausos ante la performance de los adolescentes.
En una emocionante escena final Paula encuentra la forma para que su familia puedan compartir su canción (Yo vuelo, de Michel Sardou) antes de partir. Los padres comprenden la dimensión de su don vocal y la necesidad de apoyarla. Dejar partir es el mayor acto de amor que los padres pueden hacer, el ayudar a los hijos a construir las alas para que abandonen el nido con ilusión. La familia Belier es valiente y siempre supo luchar contra los obstáculos de su incapacidad, existe la posibilidad que puedan salir adelante.
Impecables los trabajos actorales, empezando por Louana Emera (debutando aquí como actriz y semifinalista del reality La Voz en Francia) y continuando por la comicidad de Francois Damiens y Karin Viard como sus adorables padres sordomudos. El encanto de las maravillosas canciones de Michel Sardou es otro de los méritos de esta historia genuinamente encantadora.