QUANTA SOCIALES
LA TEORÍA DE LAS GENERACIONES DE JOSÉ ORTEGA Y GASSET HOY

Resumen: José Ortega y Gasset formuló una teoría según la cual los individuos actúan en sociedad en forma de olas generacionales. Jaime Perriaux aplicó esa teoría a la historia argentina y comprobó su eficacia para describir el paso de las generaciones en nuestro país. Desde que Ortega anunció su teoría, sin embargo, ha pasado casi un siglo y la expectativa de vida se ha prácticamente duplicado tanto en España como en la Argentina. Esta presentación, basada en un relevamiento de 2249 personalidades influyentes en nuestro país, me permite deducir que la teoría sigue siendo correcta pero que el número de generaciones activas simultáneamente ha aumentado.

Summary: José Ortega y Gasset proposed a theory whereby individual human beings act in society as generational waves. Jaime Perriaux applied that theory to Argentine history and found that it correctly describes the sequence of generations in our country. Since Ortega announced his theory, however, almost a century has gone by. Life expectancy has almost doubled in Spain and Argentina. This paper, based in a survey of 2249 influential Argentine personalities, allows me to conclude that the theory continues to be valid but the number of generations simultaneously active has increased.

La teoría de las generaciones formulada por Ortega y Gasset

En su obra El tema de nuestro tiempo1, el gran filósofo español José Ortega y Gasset expuso su teoría sobre la forma en que los seres humanos actuamos en la sociedad.

Diversos autores habían especulado con el papel y la influencia que la sucesión de generaciones tiene en la historia. Ortega, sin embargo, dio a la teoría una rigurosidad inaudita y basó en ella la dinámica de su filosofía de la historia.

Diferencia entre la generación en sentido biológico y en sentido social

Si bien los nacimientos se producen de manera continua, Ortega nos dice que los seres humanos actuamos en las esferas política, económica y cultural como conjuntos diferenciados de hombres y mujeres. Esos conjuntos tienen en común una particular visión del mundo que los rodea y una determinada manera de proceder frente a él, diferentes de las que han caracterizado a las generaciones anteriores y de las que tendrán las posteriores.

Esta visión común no debe interpretarse como coincidencia en las ideas y en la acción. Frente a las mismas circunstancias, las personas piensan y reaccionan de manera diferente. Casi todos los conflictos, cruentos o incruentos, enfrentan a miembros de la misma generación.

La generación definida desde el punto de vista sociológico no coincide con el sentido biológico del mismo término. La duración de una generación en el seno de una familia podría calcularse tomando el promedio de edad de los padres en una fecha determinada promediando las fechas de nacimiento de sus hijos.

La duración de una generación en sentido biológico ha variado mucho a lo largo de la historia. En general, se ha estirado a medida que la gente, especialmente las mujeres, han postergado la edad de los casamientos. Aún pueden encontrarse diferencias importantes en distintas sociedades y entre diferentes niveles sociales dentro de una misma nación. Mientras en las clases más acomodadas y educadas se nota una tendencia a postergar la edad en que las personas tienen hijos, las madres adolescentes se han multiplicado en las capas más bajas de nuestro país.

Desde el punto de vista social, en cambio, Ortega sostuvo que una generación está formada por individuos separados entre sí en promedio unos siete u ocho años y nunca más de quince. La duración de las camadas sociales no se ve afectada por la discrepancia en la duración de las generaciones biológicas mencionada en el párrafo anterior. Cuando un joven llega a la universidad, da el primer paso de una carrera profesional en la que actuará, colaborará y competirá con sus compañeros de estudio. Será irrelevante que su madre tenga sólo quince años más que él mientras la madre de un compañero sea treinta años mayor que su hijo.

Coexistencia de cuatro generaciones

Ortega completó su visión examinando la coexistencia de diferentes generaciones y los papeles que a cada una toca en una misma etapa histórica. Es así, nos dice el filósofo, que hasta cumplir treinta años las personas desempeñan un papel pasivo, de formación, de comprensión de las ideas, las instituciones y las reglas establecidas por las generaciones anteriores. Por lo tanto, dos generaciones están, en todo momento, preparándose para el futuro.

Entre los treinta y los cuarenta y cinco años, los integrantes de una generación descubren los temas de su propio tiempo, toman posición con respecto a las ideas prevalecientes en la generación anterior y se preparan para dar su impronta a la sociedad cuando les llegue el turno de mandar.

Entre los cuarenta y cinco y los sesenta años, Ortega encuentra a la generación dominante. Varios miles de hombres y mujeres que lideran esa generación ocupan posiciones clave en el gobierno, la justicia, los medios de comunicación, las fuerzas armadas, las universidades, las empresas, los sindicatos y lo que hoy llamaríamos instituciones de la sociedad civil.

Individuos longevos que siguen activos como excepción

La teoría contempla la existencia de individuos longevos, sobrevivientes a su generación, que continúan ocupando posiciones importantes cuando su propia camada ha dejado de ser la dominante. Un ejemplo contemporáneo de Ortega fue Winston Churchill que se desempeñó como primer ministro hasta los ochenta años.

Jóvenes que se adelantan a su tiempo e individuos que actúan como bisagras

Tengo la impresión de que también se dan casos de jóvenes que se adelantan a su tiempo y desempeñan papeles más afines con los que en ese momento corresponden a integrantes de la generación precedente. E individuos que, colocados cerca de los extremos de una generación, actúan como bisagras. Es así como, por momentos, parecen integrar una generación y, en otros, la siguiente.Un caso claro de la historia argentina es el de Julio Argentino Roca. Ascendido a general a los 31 años, llegó a la presidencia en 1980, cuando tenía sólo 372. Como veremos más adelante al tratar la aplicación de la teoría de Ortega a la historia argentina por parte de Jaime Perriaux, ese año debe haber marcado el comienzo de la hegemonía de la generación No 6, pese a que Roca pertenecía a la No 7.Pero se trata de casos excepcionales que no afectan la vigencia de la teoría.

La coincidencia temporal y conceptual entre la teoría de las generaciones y la mecánica cuántica.

La época en que Ortega elaboró y expuso su teoría, es decir, el primer cuarto del siglo XX, coincidió con el desarrollo inicial de una teoría física revolucionaria: la mecánica cuántica. La base de esa teoría es el descubrimiento de que la luz no es divisible infinitamente sino que se presenta en forma de unidades discretas mínimas indivisibles. Estas unidades se conocen como “quanta de energía”.Esta rama de la física sostiene que todo en el universo es simultáneamente una partícula y una onda. En inglés, la palabra “wave” significa tanto “onda” como “ola”.

El hombre y su circunstancia

No estoy en condiciones de determinar si hubo alguna influencia de los descubrimientos físicos sobre el pensamiento de Ortega. Lo que sí sabemos es que al filósofo español le interesaba la física. En un apéndice de su libro El tema de nuestro tiempo3 aparece un análisis filosófico de las teorías de la relatividad de Albert Einstein.

Si la teoría de las generaciones no hubiera sido inspirada parcialmente por los avances que en su época se producían en la física, nos encontraríamos con una confirmación de otro de los principios fundamentales del pensamiento de Ortega: el hombre es él y sus circunstancias.

La circunstancia en la que vivía Ortega en ese momento incluía, entre las múltiples facetas de la realidad, el desarrollo de la mecánica cuántica. En ese caso, Ortega mismo hubiera explicado ese fenómeno diciendo que el momento histórico, es decir la “circunstancia” en la que vivían en esa época físicos y filósofos por igual, era propicia para el surgimiento de visiones similares en campos muy diversos.

“…una doctrina científica no nace, por obvios que parezcan los hechos donde se funda, sin una clara predisposición del espíritu hacia ella. Es preciso entender la génesis de nuestros pensamientos con toda su delicada duplicidad. No se descubren más verdades que las que de antemano se buscan. Las demás, por muy evidentes que sean, encuentran ciego al espíritu”4.

El título de esta conferencia evoca esa coincidencia temporal sin pretender ninguna relación respecto de la validez de ambas teorías

El título que he dado a esta exposición, “Quanta sociales”, hace referencia a la afirmación central de la teoría de las generaciones de Ortega: los nacimientos se producen en forma continua pero la actuación de los individuos humanos en la sociedad se produce en forma de conjuntos discretos, separables. Al mismo tiempo, tal como las unidades mínimas de luz –los fotones- se comportan como ondas, las generaciones aparecen, se mueven y actúan en la historia en forma de olas.

Esta comparación no debe tomarse de ninguna manera como argumentación a favor de ninguna de las dos teorías. No hay ninguna conexión lógica ni causal entre la mecánica cuántica y la teoría de las generaciones. Quizá una pueda haber inspirado la otra. Se trata simplemente de una analogía que, en sí misma, no prueba nada excepto que las circunstancias de una determinada época pueden contribuir a generar ideas parecidas en disciplinas diferentes.

Otro autor que ha escrito sobre el surgimiento de ideas similares en campos distintos es el historiador inglés Paul Johnson. En su obra Tiempos Modernos, compara el paralelismo entre las teorías de la relatividad de Einstein con el pensamiento psicoanalítico de Sigmund Freud.5

El concepto de generación en el mundo

La noción de que las olas humanas que denominamos generaciones tienen alguna influencia en la sociedad y, por lo tanto, en su historia no es original de Ortega. Muchos autores habían tratado el tema antes que él. Más aún, diversos pensadores y medios de prensa internacionales han popularizado designaciones para las generaciones de las que somos contemporáneos.

A lo largo de las últimas décadas, diarios y revistas de otros países, especialmente de Estados Unidos, han identificado diversas generaciones y difundido mundialmente designaciones creadas por ellos o tomadas de celebridades.

No voy a opinar sobre sus definiciones ni sobre las características que se atribuyen a los integrantes de cada generación. Pero me resulta interesante señalar que existe una coincidencia básica entre Ortega y esos medios: el reconocimiento de que los individuos actuamos en grupos y accedemos a la sociedad en oleadas.

Esos medios atribuyen a cada generación rasgos comunes. Ese análisis excede el marco de la investigación que hoy expongo ante ustedes. Si tales rasgos existieran, sin embargo, reforzarían la tesis central de que olas humanas recorren la historia.

Según estos medios, las generaciones no presentan la misma rigurosidad que vemos en la teoría de Ortega, su duración puede ser mayor o menor de quince años y, en algunos casos, las fechas de los nacimientos que las delimitan presentan superposiciones o brechas.

Generación silenciosa. “Silent generation” (“Generación silenciosa”) es el término usado para referirse a las personas nacidas entre 1929 y 1940. La revista Time utilizó el nombre el 5 de noviembre de 1951 en un artículo titulado The younger generation (La generación más joven).

Esta generación es también llamada “lucky few” (“Pocos afortunados”) en el libro The Lucky Few: Between the Greatest Generation and the Baby Boom, escrito por Elwood D. Carlson, profesor de la Florida State University, publicado en 1988.

Generación de los baby boomers. “Baby boomers” es el término usado para describir a las personas que nacieron durante el fenómeno social conocido como “baby boom”, un inusual repunte en las tasas de natalidad que sucedió en algunos países anglosajones, en el período posterior a la Segunda Guerra Mundial, entre los años 1946 y 1964.

Generación X. El término “generación X” se usa normalmente para referirse a las personas nacidas tras la generación del baby boom6. Aunque no existe un rango universal con fechas exactas, el término suele incluir a las personas nacidas desde 1965 hasta 1979. El fotógrafo húngaro Robert Capa fue el primero en referirse a la juventud posterior a la Segunda Guerra Mundial como “generación X”. Douglas Coupland popularizó el término en su novela, Generation X – Tales of an Accelerated Culture, publicada en 1991.

Generación Y – “Millennial Generation”. La generación Y, también conocida como generación del milenio o milénica —del inglés “millennial generation”— es la ola demográfica que sigue a la generación X. No hay precisión o consenso respecto de las fechas de inicio y fin de los nacimientos que la delimitan.

El término generación Y se utilizó por primera vez en un editorial de la revista estadounidense Advertising Age para denotar a los adolescentes de aquella época, a quienes se consideró diferentes de los de la generación X. Esa revista toma a 1970 como el año en el cual habrían nacido los primeros miembros de esta generación.

Un informe de Synchrony Financial publicado en el año 2014 se remonta al año 1978 para marcar el inicio de la generación Y.

La psicóloga Jean Twenge describió a esta generación como “generation me” en su libro Generation Me: Why Today’s Young Americans Are More Confident, Assertive, Entitled – and More Miserable Than Ever Before (La generación mí: por qué los jóvenes estadounidenses de hoy se sienten más confiados, afirmativos, con derechos y más tristes que en cualquier otra época).

En 2009, la consultora australiana McCrindle Research utilizó el período comprendido entre los años 1980 y 1994 (quince años) para fijar el nacimiento de los miembros de esta generación.

En 2013, un estudio generacional mundial realizado por PriceWaterhouseCoopers con la University of Southern California y la London Business School definió a la generación del milenio como formada por los nacidos entre 1984 y 1999 (dieciséis años)7.

En mayo de 2013, un artículo de la revista Time identificó a los millennials como las personas nacidas entre 1984 o 1985 y 2000 (dieciséis o diecisiete años).

En 2014, Dale Carnegie Training y RSU Research llegaron a la conclusión de que el período de nacimiento de esta generación está comprendido entre 1980 y 1996 (diecisiete años).

Gallup Inc. utiliza el período 1985-1993 (sólo nueve años) como lapso de nacimiento de esta ola social.

Neil Howe y William Strauss consideran que 1882 fue el primer año de nacimiento de los millennials y 2002, el último. Eso daría una duración de 21 años a esta camada generacional. 8

En su libro de 2008, titulado The Lucky Few: Between the Greatest Generation and the Baby Boom, que ya he mencionado, Elwood Carlson ubica a esta cohorte entre 1983 y 2001 (un período de diecinueve años). Este autor se basa en el aumento de la tasa de natalidad en Estados Unidos posterior a 1983 y en los “desafíos políticos y sociales” que se produjeron después de los actos terroristas del 11 de septiembre de 2001.

Estas definiciones no tienen la rigurosidad que muestra la teoría de Ortega. Han sido propuestas por distintos autores o medios en fechas diferentes. Tampoco son coherentes con respecto a la duración atribuida a cada generación. En algunos casos, las generaciones se superponen y, en otros, dejan brechas de varios años entre ellas. Pero es importante remarcar que tal proliferación de artículos y libros sobre el tema implica el reconocimiento a nivel mundial de que:

  1. a)  la generación es un fenómeno relevante que merece ser estudiado;
  2. b)  la generación a nivel social no coincide con la generación en sentidobiológico; y
  3. c)  cada generación tiene un perfil propio como consecuencia de lascircunstancias dentro de las cuales se forma y finalmente debe actuar.

Cada una de estas conclusiones confirma aspectos importantes de la teoría deOrtega.

La Teoría aplicada a la historia argentina por Jaime Perriaux

Uno de los hombres más inteligentes de su generación, Jaime Perriaux, aplicó la teoría de Ortega a nuestro país. Su obra, Las generaciones argentinas9, demostró que las olas de dirigentes surgidas cada quince años se ajustan muy bien a la historia argentina y arrojan luz desde una perspectiva nueva sobre el papel que algunas generaciones especialmente importantes, como las llamadas “del 37” y “del 80”, han desempeñado.

Perriaux hizo un extenso trabajo histórico para detectar las personas más influyentes de cada época y su interrelación y luego comparar fechas de nacimiento. De esa manera, numeró las generaciones argentinas a partir de la Revolución de Mayo. Seis integrantes de la Primera Junta pertenecen a la primera generación mientras que los más jóvenes integran la segunda.

La secuencia de generaciones argentinas según Perriaux es la siguiente:

1a Generación: (1753-1767) Cornelio Saavedra, Miguel Azcuénaga, Juan José Castelli, Manuel Alberti, Domingo Matheu y Juan José Paso.

2a Generación: (1768-1782) Manuel Belgrano, Juan Larrea y Mariano Moreno.

3a Generación: (1783-1797) Carlos de Alvear, Facundo Quiroga, Juan Manuel de Rosas y Juan Lavalle.

4a Generación, conocida como “Generación del 37”: (1798-1812) Esteban Echeverría, Justo José de Urquiza, Santiago Derqui y Domingo Faustino Sarmiento. El “37” alude a la fundación, en 1837, del Salón Literario que integraban, entre otros, Echeverría, Juan Bautista Alberdi y Juan María Gutiérrez. Los presidentes de esa generación son Justo José de Urquiza y Santiago Derqui porque Bartolomé Mitre ya es de la quinta generación.

5a Generación: (1813-1827) Bartolomé Mitre y Bernardo de Irigoyen.

6a Generación: (1828-1842) Nicolás Avellaneda, Luis Sáenz Peña, José Evaristo Uriburu, Manuel Quintana y Victorino de la Plaza.

7a Generación, conocida como “Generación del 80”: (1843-1857) Julio Argentino Roca, Miguel Juárez Celman, Carlos Pellegrini, Roque Sáenz Peña e Hipólito Yrigoyen fueron presidentes de la Nación. Otras personalidades descollantes incluyen a Miguel Cané, Florentino Ameghino, Federico Pinedo y Manuel Láinez.

Esta generación toma su nombre del año en que fue elegido presidente el general Roca.

Es interesante la pertenencia de Yrigoyen a esta generación. Desde el punto de vista político, la designación se identifica con lo que Natalio Botana denominó “El Orden Conservador”. Yrigoyen era opositor a ese régimen. Pero la Ley Sáenz Peña, que lleva el nombre del último presidente elegido con el sistema electoral anterior10, fue acordada con su coetáneo Yrigoyen en el Club del Progreso, del que ambos eran socios activos y del cual Sáenz Peña fue presidente.

Esa ley fue la reforma política que completó y coronó la extraordinaria tarea modernizadora realizada por la Generación del 80. Hipólito Yrigoyen se convirtió en el primer presidente de la república moderna al mismo tiempo que fue el último de esa camada.

8a Generación: (1858-1872) Figueroa Alcorta, M.T. de Alvear y J.F. Uriburu ocuparon la presidencia. Otras figuras políticas muy importantes fueron Lisandro de la Torre, Juan B. Justo y el general Pablo Riccheri.

9a Generación: (1873-1887) Los hombres de esta generación que ocuparon la presidencia fueron Justo, Ortiz, Castillo, Ramírez y Farrell. Otras personas descollantes fueron Carlos Saavedra Lamas, Florencio Sánchez, José Ingenieros, Bernardo Houssay y Leopoldo Lugones.

10a Generación: (1888-1902) Perón, Lonardi e Illia fueron presidentes. Otras figuras de esta generación fueron Jorge Luis Borges, Arturo Jauretche, Leopoldo Marechal y Roberto Arlt.

11a Generación: (1903-1917) Aramburu, Frondizi, Guido, Onganía y Cámpora fueron presidentes de iure o de facto. Otras personalidades de esta camada incluyen Federico Leloir, Ernesto y Jorge Sábato, Julio Cortázar, Ricardo Balbín, Álvaro Alsogaray, Miguel Ángel Zabala Ortiz y Alfredo Pavlovsky.

Las tablas que aparecen en la obra de Perriaux mencionan personalidades nacidas hasta 1940, es decir, cubren parcialmente hasta la generación 13a.

Prolongación de la secuencia elaborada por Perriaux

12a Generación: (1918-1932) Levingston, Lanusse, Isabel Perón, Videla, Viola, Galtieri, Bignone, Alfonsín y Menem. Otras personalidades que pueden mencionarse son César Milstein, Carlos Manuel Muñiz, Félix Luna, José Alfredo Martínez de Hoz y Jaime Perriaux.

13a Generación: (1933-1947) De la Rúa, Rodríguez Saá y Duhalde.

14a Generación: (1948-1962) Néstor Kirchner, Cristina Kirchner, Macri, Pichetto, Carrió y Sanz.

15a Generación: (1963-1977) Michetti, Peña, Vidal, Urtubey, Massa y Máximo Kirchner.16a Generación: (1978-1992) Bossio, Cabandié y Juan F. Moyano. 17a Generación: (1993-2007)

18a Generación: (2008-2022)

Confirmación personal de la Teoría – AGORA – OGA – CONVIVIO – CUPIA

Perriaux, nacido el 21 de agosto de 1920, se ubicó a sí mismo en la décimo segunda generación. Cuando lo conocí en los años sesenta, mis amigos y yo, la entonces “joven generación”, integrábamos “Ágora”, una peña de estudiantes que se reunió varias veces con él y, años después, en la década de 1980, tomó la conducción del Club del Progreso. La mayoría de nosotros nacimos poco antes de 1948 y, por lo tanto, formamos parte de la décimo tercera generación, siendo de los más jóvenes de esa camada.

Como veremos más adelante, la actual generación dominante, la décimo cuarta, comprende a Néstor Kirchner, a Cristina Fernández de Kirchner y a Mauricio Macri, mientras ya empieza a ocupar posiciones importantes la generación décimo quinta, a la que pertenecen Marcos Peña, María Eugenia Vidal y Juan Manuel Urtubey.

Puedo dar testimonio personal de que, desde la época en que conocí a Perriaux, he tenido conciencia de la existencia de una generación intermedia a la que él pertenecía, ubicada entre la mía y la de mis padres (mi padre, también llamado Carlos María, nació en 1906 y mi madre, María Elena Sobral, en 1910). Y, con el paso del tiempo, también resultó claro para mí que se había formado una camada posterior a la mía pero a la cual no pertenecían mis hijas.

Si calculo la fecha promedio de los nacimientos de mis tres hijas, puedo determinar que yo tenía casi treinta y dos años en esa fecha. Pero, al agregar mi mujer a la ecuación, la edad promedio del matrimonio baja justamente a los treinta años: la duración de una generación en sentido biológico alcanza para cubrir dos en sentido sociológico.

Esa sensación se ve confirmada por el relevamiento que he hecho de los integrantes del gobierno y de lo que últimamente se ha llamado en la Argentina “círculo rojo”11, del que voy a hablar dentro de unos minutos. Antes de pasar al trabajo que quiero exponer, me parece importante recalcar que esa sensación a la que me referí antes -la existencia de una generación intermedia entre mis hijas y yo- se ha visto corroborada por los números: una de mis hijas nació en el mismo año que Marcos Peña. Y entre ella y Marcos, por un lado, y yo, por el otro, está la generación de Macri.

Los miembros de Ágora no fuimos los únicos en tener una clara consciencia generacional. En la década de 1960 ese tipo de peña proliferó en Buenos Aires. Y Ágora realizó actividades conjuntas con OGA (Organización Generacional Argentina), CUPIA y Convivio, que nucleaba a la juventud vinculada con el Ateneo de la República.

Comparación de las generaciones argentinas según Perriaux y las generaciones en los medios internacionales

Es posible intentar, aunque más no sea por curiosidad, una correlación entre las generaciones argentinas en la secuencia de Perriaux y la prolongación que yo he hecho, por un lado, y las generaciones frecuentemente mencionadas en los medios de prensa internacionales, por otro.

G. Silenciosa – 1929-1940
Baby Boomers – 1946-1964
G. X – 1962-197912
G. Y (Millennials) – 1981-1996 G.Z.–laquesiguealaY–1997-…

Concepto de generación dominante

G. 12a (1918-1932) y G. 13a (1933-1947) G. 14a (1948-1962)
G. 15a (1963-1977)
G. 16a (1978-1992)

G. 17a (1993-2007)

En su obra En torno a Galileo, Ortega escribió:

“…de los treinta a los cuarenta y cinco (años), el hombre combate en pro de ciertos ideales públicos, nuevas leyes, nuevas instituciones. Y lucha con los que están en el Poder, que suelen ser individuos de cuarenta y cinco a sesenta años” 13 .

Es claro que, independientemente de la realidad que Ortega podía ver en su tiempo, la determinación de cuál es la generación dominante es una cuestión de hecho, que requiere en cada caso un estudio de campo. Es decir, un relevamiento de las personas que ocupan las posiciones de poder, dentro y fuera del gobierno y de sus edades en cada momento histórico que uno quiera estudiar. Es lo que he intentado hacer y que hoy expongo ante ustedes, tomando como fecha de corte el 31 de diciembre de 2017.

La determinación de la generación dominante según la interpretación de Jaime Perriaux

Perriaux hizo un trabajo extraordinario al aplicar el método de las generaciones a la historia argentina. Pero no hizo, estimo que no podía hacerlo como no lo podría hacer yo, un estudio de campo para cada etapa de la historia argentina. Apenas he podido hacerlo para un año, una fotografía de la situación argentina al 31 de diciembre de 2017.

Supongo que para superar esa limitación, Perriaux enunció un método teórico para calcular el período en que una generación es la dominante:

“… los quince años de reinado, de hegemonía, mando o gestión de una generación son aquéllos que van entre el momento en que los nacidos en el primer año de esa generación alcanzan los cincuenta y dos años y el momento en que los alcanzan los nacidos en el último año de esa generación”14.

De esa manera, Perriaux toma el punto intermedio entre cuarenta y cinco y sesenta años como punto inicial del reinado de una generación. Esta definición produce dos resultados: a) da a la definición un contenido dinámico; y b) lleva a que, en el último año de su reinado, las personas de mayor edad de esa generación tengan sesenta y siete años. Este método extiende en siete años y medio el límite propuesto por Ortega.

Eso ya representa una adaptación a una realidad a la que yo he aludido en esta presentación: la prolongación de la vida. Ese fenómeno ya había sido mencionado por Julián Marías, citado por Perriaux15 y, seguramente se manifestaba en la Argentina cuando Perriaux elaboraba su obra. Más adelante veremos que el proceso ha continuado, llevando a modificaciones más importantes en la dinámica entre las generaciones que conviven en nuestro país en nuestra época.

La generación dominante y la presidencia de la Nación

Uno podría suponer que, en un país híper presidencialista como la Argentina, la generación dominante será la del presidente de la Nación. De hecho, si uno aplica la secuencia de generaciones numeradas por Perriaux, la coincidencia entre la generación dominante y la pertenencia a ella de las personas que ejercieron la presidencia durante al menos parte del período de dominio parece ser la regla. Ya hemos mencionado el caso especial del general Roca. Hay otras dos excepciones notables pero explicables: el segundo mandato de Hipólito Yrigoyen y el tercer mandato de Juan Domingo Perón. Se trata de líderes políticos muy populares que fueron reelegidos cuando el reinado de su generación había terminado.

Cuento con un testimonio indirecto para suponer que Perón conocía la teoría de Ortega y tenía conciencia de que durante su tercer mandato debía convivir con una generación dominante que no era la suya.

Un amigo, abogado y oficial del Ejército Argentino, el general de justicia Carlos Horacio Cerdá, me contó una conversación con el general Perón que me parece muy importante recordar. Según Cerdá, Perón le habría dicho: “…un problema que tengo es que no conozco la generación dominante”. Estoy citando textualmente lo que me dijo mi amigo. Ese relato tuvo lugar unos cuatro años después de la muerte del general. No tengo ninguna razón para suponer que Cerdá alterara la frase de Perón.

Esa frase es importante porque muestra que Perón percibía la sucesión de generaciones, una sensación similar a la que yo siento, y la terminología empleada es la misma utilizada por Ortega y por Perriaux.

La secuencia de presidentes argentinos y de generaciones dominantes según los períodos calculados por Perriaux o por mí, continuando la serie de Perriaux, se ha incluido en el Anexo a esta presentación.

La elección de Donald Trump y la composición de su gabinete fueron un síntoma de que la teoría de Ortega debía ser revisada.

La elección de Donald Trump causó sorpresa en todo el mundo. Sus declaraciones, actitudes y diversas medidas generaron toda clase de reacciones. La composición de su gabinete ha sido objeto de comentarios enfocados en la ideología, la pertenencia étnica y el sexo de sus integrantes.

Su edad, sin embargo, puede ser el indicador de un fenómeno más profundo. Fue, precisamente, la edad de Trump lo que me llevó a analizar la edad de su gabinete y hacer algunas comparaciones. La consecuencia fue la investigación que hoy expongo ante ustedes.

En la “Advertencia al lector” que encabeza la obra El tema de nuestro tiempo, que he citado, Ortega menciona que su teoría de las generaciones fue expuesta por primera vez al comienzo del ciclo lectivo 1921-1922.

En marzo de 1921, pocos meses antes de que Ortega expusiera por primera vez su teoría, asumió como presidente de los Estados Unidos Warren D. Harding, que en ese momento tenía 55 años. El promedio de edad de su gabinete era de casi 52.

Desde entonces, la expectativa de vida en los Estados Unidos pasó de 54,1 años en 1920 a 79,3 en 2015. Sería extraño que tal extensión, unida a los cambios en la alimentación, el ejercicio físico y la medicina, no hubiera tenido impacto alguno sobre la dinámica de las generaciones.

Trump tiene 70 años, quince más que Harding, y su gabinete exhibe un promedio de 64, doce más que el de éste. Estos números indican que, al menos en la cúpula del poder de la mayor potencia mundial, la edad promedio ha aumentado el equivalente a la duración de una generación entera.

La extensión de la expectativa de vida fue aún mayor en España: era de 41 años en 1920 y de más el doble, 82.8 años, en 2015.

En la Argentina pasó de alrededor de 50 años en 1920 a 76.3 años en 2015.

Necesidad de una confirmación empírica de la teoría general y del concepto de generación dominante mediante un estudio de campo

Frente al síntoma representado por la elección de Trump y la composición de su gabinete, de que algo había cambiado, resolví hacer lo siguiente:

  1. a)  suponer que la duración de las generaciones desde el punto de vista social seguía siendo de quince años. Creo que esta afirmación no es aventurada. La serie histórica elaborada por Perriaux se aplica muy bien a la historia argentina y las generaciones a nivel mundial a las que nos hemos referido no difieren mucho de esa duración y, claramente, distinguen las generaciones en el plano social de las mismas en el plano biológico.
  2. b)  suponer que la serie de generaciones argentinas elaborada por Perriaux seguía siendo válida.
  3. c)  extender la serie de generaciones argentinas hasta el presente, continuando la numeración de Perriaux;
  4. d)  confeccionar listas de funcionarios públicos, magistrados, legisladores nacionales, gobernadores y miembros de diversos organismos autárquicos y descentralizados.
  5. e)  confeccionar al mismo tiempo una lista de personalidades que no detentaban ningún cargo público pero que influían en la opinión pública como dirigentes políticos, politólogos, sociólogos y encuestadores, economistas, académicos,periodistas y artistas.
  6. f)  Para uniformar las edades tomé como fecha de corte el 31 de diciembre de 2017.Un problema importante fue averiguar la edad de muchas personalidades. Al fijar el corte a fin de año, la tarea se simplificó. Bastó encontrar el año de nacimiento para calcular la edad que cada persona tenía al terminar el último día de ese año. Cualquier otra fecha de corte hubiera hecho necesario contar también con el día y el mes de nacimiento de cada persona.

Muestra I: La lista de personas que a fines del año pasado ocupaban alguna de las posiciones gubernamentales relevadas comprende 1179 nombres. Los cargos comprendidos en ella incluyen al presidente y a la vicepresidente de la Nación, los ministros y secretarios de estado, los miembros del Congreso Nacional, los jueces y fiscales federales de todos los niveles, los miembros de los tribunales superiores de las provincias y de la Ciudad de Buenos Aires y del Tribunal Fiscal de la Nación, los oficiales superiores de las Fuerzas Armadas, los gobernadores de las provincias argentinas y el jefe de gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Muestra II: La lista de personas influyentes que no ocupaban a fines del año pasado ningún cargo gubernamental de las categorías relevadas (es posible que algunas personas incluidas en esta muestra ocupen otros cargos nacionales, provinciales o municipales no relevados) comprende 1066 nombres.

La confección de esta lista tiene un cierto grado de arbitrariedad. Fueron incluidos los integrantes de los órganos directivos de instituciones como la Unión Industrial Argentina y la Cámara Argentina de Comercio, así como de algunas otras entidades gremiales empresariales. También fueron incluidos los dirigentes de la Confederación General del Trabajo y de la Confederación de Trabajadores Argentinos, así como los secretarios generales de los gremios más importantes. La muestra comprende a los miembros de número de las academias nacionales. Como los académicos son designados con carácter vitalicio, se hizo un esfuerzo para eliminar personalidades que ya no estaban activas. Es posible que se haya deslizado algún error en esa depuración.

Una fuente importante para incorporar nombres a la muestra fueron los diarios y los programas de entrevistas de los canales de televisión de Buenos Aires. Así fueron incorporados columnistas y autores habituales de artículos publicados y conductores y participantes habituales de esos programas.

En total, la suma de ambas muestras incluye 2245 personas.

Distribución de las personas relevadas según Ortega y según Perriaux

En primer lugar, se dividió cada muestra en tres grupos, según las edades propuestas originalmente por Ortega:

  1. 1)  personas cuyas edades los ubicaban entre los 45 y los 60 años, es decir, las personas que según la primera formulación de la teoría constituyen la generación dominante.
  2. 2)  personas menores de 45 años.
  3. 3)  personas mayores de 60 años.

En segundo lugar, se las dividió en generaciones según la secuencia propuesta por Perriaux, extendida por mí hasta el presente.

Resultados de esos relevamientos

Muestra I – Gobierno – 1179 personas (Ver gráfico 1). Edad de los funcionarios y proporción que representan en los 1179 casos relevados, divididos según las edades enunciadas por Ortega:

  •   45 a 60 años – 618 personas – 52,41%
  •   Mayores de 60 años – 390 personas – 33,07%
  •   Menores de 45 años – 171 personas – 14,50%

 

Conclusiones

  1. a)  Las generaciones en sentido social son reales, su existencia ha sido percibida no solamente por Ortega, por Perriaux y por mí. Lo ha sido también por centros de estudio y medios de comunicación de gran importancia mundial. Esta conclusión no significa que yo adhiera a las definiciones y caracterizaciones que tales instituciones y medios han propuesto respecto de esas generaciones.
  2. b)  Tal como lo sostuvo Ortega, las generaciones en sentido social no coinciden con las generaciones en sentido biológico. Son más cortas. La experiencia argentina indica que la duración de 15 años continúa siendo apropiada.
  3. c)  Las publicaciones internacionales que se refieren a distintas generaciones varían en cuanto a la duración que les atribuyen. Algunas coinciden o se aproximan mucho a 15 años. En otros casos se propone un lapso de 20 años.
  4. En todos los casos las generaciones sociales son sustancialmente más cortas

    que las generaciones biológicas.
    d)La numeración de generaciones propuesta por Perriaux parece seguir

    teniendo vigencia. Se la ha extendido hasta el presente sin que presente

    anomalías que la nulifiquen.
    e) El relevamiento efectuado parece confirmar las siguientes conjeturas:

    1) la prolongación de la vida no ha afectado la secuencia de generaciones ni su duración.

    2) la prolongación de la vida ha provocado que una proporción alta de mayores de 60 años continúen ocupando cargos públicos y desarrollen una vida activa que influye en los acontecimientos sociales.

    f) La ultra actividad de los mayores de 60 años se manifiesta de dos formas, según los límites entre las generaciones que tomemos:

    1. 1)  En la versión original de Ortega, el 40,69% de los casos relevados corresponden a mayores de 60 años.
    2. 2)  En la secuencia de Perriaux, la generación dominante está formada por personas de 55 a 69 años; no de 45 a 60; y existe una generación anterior (70 a 84 años) que representa el 16,48% de los casos relevados.

    g) El relevamiento efectuado mostró que a fines de 2017 la generación dominante seguía siendo la décimo cuarta pese a que, según la secuencia calculada por Perriaux hubiera correspondido que ya en 2015 comenzara la hegemonía de la generación décimo quinta. Esta es otra manifestación de la manera en la prolongación de la vida ocurrida en los casi cien años transcurridos desde la formulación original de la teoría ha modificado la relación entre las generaciones, sin afectar los lineamientos esenciales de la visión de José Ortega y Gasset.

    ANEXO
    La generación dominante y la presidencia de la Nación

    La relación entre la serie de presidentes argentinos y la secuencia de generaciones dominantes a partir de la sanción de la constitución de 1853 se analiza a continuación. Para ello se ha aplicado la numeración de generaciones argentinas, y el método para el cálculo de la hegemonía de cada una de ellas, propuestos por Jaime Perriaux.16

    4a Generación, conocida como “Generación del 37”: (nacimientos ocurridos entre 1798 y 1812). El período de hegemonía debió ocurrir entre 1850 y 1964. Justo José de Urquiza (4a G.) batió a Juan Manuel de Rosas (3o G.) en febrero de 1852, es decir, apenas un año y dos meses después del inicio teórico del período de dominio, para pasar a ejercer la presidencia de la Nación a partir de 1854, después de sancionada la constitución. Santiago Derqui y Domingo Faustino Sarmiento son los presidentes electos de la misma cuarta generación. El mandato de Sarmiento invade en diez años (1868-1874) la hegemonía de la siguiente camada pero con la presidencia de facto y luego de iure de Bartolomé Mitre (5a G.), insertada como una cuña entre Derqui y Sarmiento.

    5a Generación: (nacimientos ocurridos entre 1813 y 1827). El período de hegemonía de esta generación debió extenderse entre 1865 y 1879. Bartolomé Mitre (5o G.) había ocupado la presidencia de facto después de la batalla de Pavón (17 de septiembre de 1861) y ejerció la presidencia constitucional entre 1862 y 1868. Luis Sáenz Peña (5o G.) es el otro presidente de esta camada. Llega a ese cargo en 1892, cuando ya su generación no era la dominante.

    6a Generación: (nacimientos ocurridos entre 1828 y 1842). Aplicando el método de Perriaux, podemos calcular que el período de dominio de esta generación debió extenderse entre 1880 y 1894. En realidad, Nicolás Avellaneda (6a G.) se adelanta y ocupa la presidencia entre 1874 y 1880 y José Evaristo Uriburu (6a G.), el segundo presidente de esta generación, la ejerce a partir de 1895, es decir, cuando ese supuesto dominio habría terminado. Manuel Quintana (6a G.) y Victorino de la Plaza (6a G.) llegan a la presidencia aún más tarde.

    Es decir, los presidentes de esta camada y de la anterior no parecen coincidir con la secuencia de generaciones dominantes calculada según el método propuesto por Perriaux.

    7a Generación, conocida como “Generación del 80”: (nacimientos ocurridos entre 1843 y 1857). El período de hegemonía según Perriaux se habría extendido entre 1895 y 1909. Los presidentes de esta camada son Julio Argentino Roca (1880- 1886 y 1998-1904), Miguel Juárez Celman (1886-1890), Carlos Pellegrini (1890- 1892), Roque Sáenz Peña (1910-1914) e Hipólito Yrigoyen (1916-1922), indicándose entre paréntesis los períodos en que ejercieron la primera magistratura. En este caso nos encontramos con una discrepancia aún mayor entre hegemonía y ejercicio de la presidencia de la Nación.

    Esta generación ofrenda seis de sus integrantes al ejercicio de la presidencia pero, curiosamente, sólo en segundo mandato del general Roca (1898-1904) está incluido en el período de hegemonía calculado según el método de Perriaux. Los demás mandatos se adelantan o se atrasan con respecto a ese lapso.

    8a Generación: (nacimientos ocurridos entre 1858 y 1872). El período de hegemonía según Perriaux se habría extendido entre 1910 y 1924. Los presidentes de la 8o generación fueron José Figueroa Alcorta (1906-1910), Marcelo Torcuato de Alvear (1922-1928), y José Félix Uriburu (1930-1932). El primero accedió al cargo antes del período de hegemonía pero quizá ese hecho pueda ser atribuido a que fue elegido vicepresidente y reemplazó en la presidencia a Manuel Quintana cuando éste falleció. Alvear era uno de los miembros más jóvenes de su generación y accedió a la presidencia cuando su reinado estaba próximo a terminar, continuando en el cargo cuatro años después del fin teórico de esa hegemonía. Uriburu llega al poder a través de un golpe de estado y lo entrega a un miembro de la novena generación en 1932.

    9a Generación: (nacimientos ocurridos entre 1873 y 1887). El período de hegemonía según Perriaux se habría extendido entre 1925 y 1939. Los presidentes de esta generación fueron Agustín P. Justo (1932-1938), Roberto Ortiz (1938-1942) y Ramón Castillo (1942-1943). También lo fueron los presidentes de facto Pedro Pablo Ramírez (1943-1944) y Edelmiro Farrell (1944-1946). Esta generación muestra un fenómeno más parecido al que iba a prevalecer a partir de 1985: el ejercicio de la presidencia durante los primeros años del período de reinado de una generación por integrantes de la generación anterior y, como contrapartida, la extensión del ejercicio de la presidencia por miembros de esta generación en los primeros años del período de predominio de la generación siguiente.

    10a Generación: (nacimientos ocurridos entre 1888 y 1902). Reinado estimado según el método de Perriaux: 1940-1954. El período empieza con las presidencias de Ortiz (9a G.), Castillo (9a G.), Ramírez (9a G.) y Farrell (9a G.) pero en 1946 asume Perón (10a G.) hasta 1955.

    En este caso la coincidencia es casi matemática. Los cuatro primeros, que pertenecen a la generación anterior, sólo llegan hasta junio de 1946. Pero el general Perón había jugado un papel importante desde el golpe de estado de 1943 y había ejercido la vicepresidencia de facto desde 1944.

    A su vez, Perón fue derrocado en 1955, menos de un año después del fin del período de hegemonía de la décima generación. Ya me he referido al tercer mandato de Perón (1773-1774) como un caso excepcional.

    11a Generación: (nacimientos ocurridos entre 1903 y 1917). Reinado: 1955- 1969: Perón (10a G.), Lonardi (10a G.), Aramburu (11a G.), Frondizi (11a G.), Guido (11a G.), Illia (10a G.) y Onganía (11a G.). En este caso, la coincidencia también es notable. El primer año de dominio empieza con Perón y, luego de la Revolución Libertadora, con Lonardi en la presidencia pero antes del fin de ese año asume Aramburu (11a G.).

    Esa camada continúa ocupando la presidencia hasta el final del período de hegemonía calculado según Perriaux, con la breve interrupción de menos de tres años del mandato de Arturo Umberto Illia.

    Onganía (11a G.) cierra el período en 1969 y es sustituido a mediados del primer año del siguiente período de hegemonía por Levingston, que ya es de la décima segunda generación.

    12a Generación: (nacimientos ocurridos entre 1918 y 1932). Reinado: 1970- 1984: Onganía (11a G.), Levingston (12a G.), Lanusse (12a G.), Cámpora (11a G.), Lastiri (11a G.), Perón (10a G.), Isabel Perón (12a G.), Videla (12a G.), Viola (12a G.), Galtieri (12a G.), Bignone (12a G.) y Alfonsín (12a G.).

    Las generaciones argentinas fue publicado en mayo de 1970. De acuerdo con el cálculo del reinado de cada generación propuesto por Perriaux, ese año debía ser el primero correspondiente a la supremacía de la generación 12a. Es interesante recordar, entonces, que en junio de 1970, precisamente un mes después de la publicación del libro, fue depuesto el general Onganía (generación 11a). Lo reemplazó el general Levingston (generación 12a). Aunque el reinado de una generación no necesariamente coincide con el ejercicio de la presidencia por parte de un miembro de esa generación, este hecho merece ser mencionado como símbolo en honor de Perriaux.

    13a Generación: (nacimientos ocurridos entre 1933 y 1947). Reinado: 1985- 1999: Alfonsín (12a G.), Menem (12a G.) y De la Rúa (13a G.).

    14a Generación: (nacimientos ocurridos entre 1948 y 1962). Reinado: 2000- 2014: De la Rúa (13a G.), Rodríguez Saá (13a G.), Duhalde (13a G.), Néstor Kirchner (14a G.) y Cristina Kirchner (14a G.).

    15a Generación: (nacimientos ocurridos entre 1963 y 1977). Reinado: 2015- 2029: Cristina Kirchner (14a G.) y Macri (14a G.).

    Una última reflexión: la generación décimo tercera (justamente la mía) fue la que menos ocupó la presidencia (menos de tres años y medio). Prácticamente en todo el supuesto período de hegemonía (1985-1999) ejercieron la presidencia Alfonsín y Menem, dos hombres de la generación anterior. De la Rúa (G. 13a) llega a ese cargo cuando sólo faltaban 21 días (10-12-1999) para el fin del período y el último presidente de esta camada fue Eduardo Duhalde, que entrega el poder a Néstor Kirchner (14a G.) el 25 de mayo de 2003. La décimo cuarta generación ha continuado ejerciendo la presidencia hasta hoy En agosto de 2019, mientras corrijo la versión escrita de esta conferencia para su publicación por la Academia, los candidatos a la presidencia y vicepresidencia de la Nación de los movimientos más votados en las PASO del 11 de este mes integran la generación décimo cuarta: Alberto Fernández (n. 1959), Cristina Fernández de Kirchner (n. 1953), Mauricio Macri (n. 1959) y Miguel Ángel Pichetto (n. 1950). La tercera fórmula más votada es heterogénea: Roberto Lavagna (n.1942; 13a G.) y Juan Manuel Urtubey (n. 1969; 15a G.). Lo más probable es que las elecciones presidenciales que deben realizarse este año den como resultado que una persona de la generación décimo cuarta continúe ejerciendo la presidencia hasta 1923.

    por Carlos María Regúnaga

    Notas

    1. José Ortega y Gasset, El tema de nuestro tiempo, Madrid, Ediciones de la Revista de Occidente, 16o edición en castellano, 1966.

    2 .Félix Luna, Breve Historia de los Argentinos, Buenos Aires, Planeta, 2001, p. 130.

    3. José Ortega y Gasset, Apéndice titulado “El sentido histórico de la teoría de Einstein”, en El tema de nuestro tiempo, op. cit.

    4 .José Ortega y Gasset, El tema de nuestro tiempo, p. 166.

    5.  Paul Johnson, Tiempos Modernos, Buenos Aires, Javier Vergara Editor, 1988.

    6.  En esta presentación, tanto el año de inicio como el año de cierre de cada período son inclusivos. Este criterio se aplica tanto a los nacimientos de los miembros de cada generación como al período de reinado de cada una de ellas. No sé si los distintos autores y medios de comunicación han empleado un método similar. Al calcular el número de años comprendido entre las fechas que cito en esta sección, he presumido que el criterio es el mismo. Esta decisión tiene el efecto de extender los períodos, de manera que si el criterio empleado en esas fechas fuera exclusivo, la duración propuesta para las distintas generaciones en el plano internacional se acercaría aún más a la duración propuesta por Ortega.

    8. Neil Howe y William Strauss, Millennials Rising – The Next Great Generation, Nueva York, Vintage Books, 2000.

    9. Jaime Perriaux, Las Generaciones Argentinas, Buenos Aires, Editorial Universitaria de Buenos Aires, 1970.

    10. El vicepresidente elegido con Sáenz Peña, Victorino de la Plaza (6a G.), lo sucedió al morir el primero en 1914, y entregó la presidencia a Yrigoyen en 1916.

    11. En la Argentina esta expresión denota a las personas que, sin ocupar cargos gubernamentales, influyen o al menos pretenden influir en las decisiones políticas. En el discurso con el que cerró el 53o Coloquio de IDEA, el Presidente de la Nación, Mauricio Macri, definió al “Círculo Rojo” en los siguientes términos:

    12. Ante la proliferación de fechas propuestas por distintos autores e instituciones, he tomado la fijada por el Pew Research Center, que parece haber logrado el consenso de la mayoría de los medios gráficos más importantes.

    13. José Ortega y Gasset, En torno a Galileo, Madrid, Biblioteca Nueva, 2005. El énfasis en la frase “suelen ser” es mío.“Es la gente políticamente involucrada que lee los diarios todos los días, que participa activamente, quediscute las propuestas, los proyectos, las ideas. Es aquélla que está en el ‘runrún’ y que siempre intentan tallar en la opinión y que cuanto más grande es el círculo rojo de un país, más potente es el país. Y cuántomás independiente es el círculo rojo, cuando más coraje tienen para expresar sus ideas sin tenerle miedo a las consecuencias, más sólida es la institucionalidad de un país”.

    14. Jaime Perriaux, op. cit. p. 14. 15 Op. cit. p. 124, nota (12).