Por Alfredo Garrido

En 1931, una película, basada en la vida de Mata Hari, acusada de espía y ejecutada durante la Primera Guerra Mundial, protagonizada por Greta Garbo, en el papel de la famosa espía y Ramón Novarrro coprotagonista, narró una historia que fue revelada en 1951.

La verdadera Mata Hari era holandesa, nacida el 7 de agosto de 1876 y murió fusilada, cerca de París15 de octubre de 1917, a los 41 años de edad; fue bailarinaactriz y espía. La palabra matahari significa, en idioma malayosol y literalmente “ojo del día”.         

De joven se destacó por su belleza. Se casó a los 18 años con un militar mucho mayor que ella. Desde niña los uniformes militares habían suscitado en ella una especial atracción. Durante su estancia en Java, donde había sido destinado su marido, uno de sus hijos murió envenenado como venganza por el trato dado por su marido a un sirviente nativo. La muerte de este hijo supuso un duro golpe. El marido buscó amparo en la bebida y Mata Hari hizo sus primeros contactos con la cultura javanesa y con las técnicas amatorias orientales, que le proporcionarían años más tarde fama como cortesana de lujo.

De vuelta a Europa, tras separarse y perder en Holanda el juicio sobre la custodia de su hija debido a su libertina vida en la isla, realizó algunos intentos fallidos en París como modelo, fracasos que la llevaron a carecer de recursos económicos para vivir. Más tarde volvió a París de nuevo, armada de valor y amparada en sus rasgos orientales heredados de su madre.

La literatura de finales del siglo XIX había difundido una imagen difusa y añorada de la cultura oriental.

Mata Hari, entonces se hizo pasar por una supuesta princesa de Java y como bailarina exótica, protagonizaba espectáculos de strip-tease, que fueron un gran éxito. En París fue un revuelo poder conseguir localidades en sus espectáculos de danza.

También tuvo romances secretos con numerosos funcionarios militares e incluso políticos de alto nivel, y, en general, con la alta sociedad. Su fama como bailarina crecía y empezó a vivir como mantenida, amparada por el mito que había creado y vivía en un muy buen nivel.

En 1917, un año antes del final de la “Gran Guerra”, fue sometida a juicio en Francia acusada de espionaje, de ser una doble agente para Alemania y de haber sido la causa de la muerte de cientos de soldados. Fue declarada culpable sin pruebas concluyentes y basadas en hipótesis no probadas, que hoy en día no se sostendrían en un juicio moderno.

Fue ejecutada por un pelotón de fusilamiento el 15 de octubre de 1917 (hace 99 años), cerca de París. Su verdadera historia cuenta que lanzó un beso de despedida a sus ejecutores y que, de los 12 soldados que constituían el pelotón de fusilamiento, sólo acertaron 4 disparos, uno de ellos en el corazón, causándole la muerte instantánea. El oficial al mando, como así se disponía en estos casos, ultimó el acto innecesariamente con un disparo de gracia en la sien. La noticia recorrió el mundo.

Su cuerpo, que no fue enterrado, se empleó para el aprendizaje de anatomía de los estudiantes de Medicina, como se hacía con los ajusticiados en aquella época, pero su cabeza, embalsamada, permaneció en el Museo de Criminales de Francia hasta 1958, año en el que fue robada.

La tesis más extendida sobre Mata Hari es que, aunque reveló algunos datos sobre algunos movimientos militares alemanes y que comunicó al enemigo movimientos de tropas francesas que conocía por la prensa de París, no parece que Mata Hari fuera una espía importante, aunque llegó a ser acusada por Francia de haber sido entrenada en Holanda, en una escuela para tal fin.

Mata Hari era más bien una cortesana, que aceptó encargos de este tipo para mantener su nivel de vida. Quienes han estudiado la vida de Mata Hari dicen que en realidad, se tomó esta labor como un juego, no siendo plenamente consciente del riesgo.

Dicen que a los alemanes les resultaba molesta y prepararon la muerte a manos de los propio enemigos: el contraespionaje francés, para que asociaran a Mata Hari como un agente alemán, haciendo que la autoridades de París creyeran la veracidad de toda la información interceptada, cuando en realidad, la habían realizado intencionadamente.

La novedosa guerra de inteligencia, creó un nuevo frente mundial. Los mensajes eran enviados para confundir sobre las intenciones del enemigo y movimiento de tropas. Con Mata Hari, el mensaje fue captado en la capital francesa y sirvió como principal prueba de la culpabilidad de Mata Hari.

Mata Hari, que permaneció encarcelada durante meses antes de su fusilamiento, tuvo contradicciones en los diferentes interrogatorios a los que fue sometida (estaba acostumbrada a inventar su propia vida). Según los estudiosos del caso, dicen que sirvió de chivo expiatorio ante la opinión pública, por los fracasos de Francia en el frente de guerra. El atrevimiento en su conducta pública y sus contactos con amantes enemigos, en plena época de guerra, muestran a Mata Hari, como si tuviese la seguridad de que sus contactos en las altas esferas la harían intocable.

Estos hechos constan en el acta del juicio, que no fue revelada hasta la década de 1950. Uno de sus biógrafos dice que el mito vivo que ella representaba en su tiempo, y la limitada repercusión dramática de la guerra en la capital parisina, creó en ella una actitud como para que no se diera cuenta de lo peligroso que era lo que hacía, pensando que siempre tendría la ayuda de sus amantes, muchos de ellos en altos cargos políticos.

Mata Hari, muerta a los 41 años en 1917, siguió siendo un personaje de leyenda muchos años, la exitosa película con Greta Garbo en 1931, avivó el mito de una mujer que estaba dispuesta a todo para poder seguir viviendo en el lujo.

¿Hasta adonde el cine, la ficción y la realidad contaron la historia? ¿Y cuál es la verdadera…?

 

Alfredo Garrido es periodista, conductor de programas de televisión y radio, crítico de cine. Fue director de Canal 9.