Ha regresado tu espectro.
Ambos tuvimos la ira de aquellos
que no lloran ante el bosque
o ante el mar. Fue cuando el viento
atravesó la agonía. Ahora padre,
quiero cifrar entre las cosas últimas,
que también hemos visto ondular
el aura y la ternura. En la intimidad
ambos sabemos que la espera
es un eco laborioso de los rostros,
un hábito indescifrable, distraído.
Y bordea la ausencia del recuerdo.
por Carlos Penelas
Buenos Aires, febrero de 2022