Hemos leído con detenimiento este nuevo libro del doctor Antonio Las Heras, titulado “Las Heras. El Militar, el Hombre. Semblanza del héroe invicto de las Guerras de la Independencia, publicado por Grupo Argentinidad. (ISBN 978-987-4191-85-4) y nos ha interesado mucho hacer un estudio del mismo.
Avalado por el prólogo del Coronel Mayor Hernán Federico Cornut, doctorado en Historia y Miembro de Número del Instituto Argentino de Historia militar y sustentado, además, en una vasta bibliografía, este libro de Antonio Las Heras, anticipa, a partir de su título y subtítulo, una complementación de la ofrecida por la historiografía argentina y chilena.
Como lo explicita el erudito prologuista, el libro da cuenta del estudio, la sensibilidad y prudencia de su autor, como del mismo modo, de un lenguaje accesible a lectores no suficientemente conocedores de la historia de la emancipación de América del Sur y recalca la ejemplaridad de una vida de soldado, de conductor de tropas, de eficaz estratega y de ilustre ciudadano cuya última voluntad fue descansar en la Patria a la que dedicó sus esforzadas acciones a partir de la defensa de Buenos Aires durante las Invasiones Inglesas y luego, al servicio de la Junta de Mayo como Sargento Mayor del Batallón de Patricios de Córdoba y posteriormente a cargo de la División Auxiliar de Chile – que se había hecho eco de las decisiones de la Junta de Mayo – allí, en tierras trasandinas, tuvo destacada actuación en las luchas contra los realistas, pero manteniéndose al margen de conflictos internos, situación que releva el autor para destacar la actitud militar de su biografiado, frente a situaciones ajenas al propósito de su mandato.
El escritor contextualiza el medio geográfico en que transcurrió la vida del personaje estudiado: la gran Aldea presentada de manera panorámica, detalles sobre los estudios en el Colegio más importante de la época pueden sorprender a los docentes de hoy y, de manera más analítica, los lugares transitados por las actividades comerciales del joven, especialmente los pasos cordilleranos que le permitirían años más tarde orientar o aconsejar a San Martín en el cruce del Ejército de los Andes, hazaña hasta hoy considerada extraordinaria.
Pero, quizás, la originalidad del autor se hace notable al insertar a Las Heras en la organización masónica a la que pertenecieron también los más destacados protagonistas de nuestra historia y de manera prudente, deconstruir ese concepto tan generalizado, descalificador de las logias lautarianas, empeñadas en un objetivo: la emancipación americana de las coronas europeas dominantes que pretendían afianzar su poder político y económico mediante el colonialismo de pueblos que casi, en los mismos tiempos, ansiaron la libertad para manejarse de manera autónoma. Los masones, en esta parte del mundo, profesaban la religión católica, como se deduce del relato del escritor al referirse a la celebración de la Misa y otros ritos del catolicismo como el rezo del Rosario por la tropa que cruzaría los Andes, como actividades convocantes y comunitarias.
Una de las páginas más conmovedoras es la referida a la batalla de Cancha Rayada que permitió a Las Heras cuidar a su tropa y preservarla intacta para el triunfo en Maipú, que aseguró la libertad de Chile.
A lo largo del libro se advierte la consideración que mereció Las Heras por San Martín y también por O Higgins y del mismo modo, por los gobiernos y los pueblos de Argentina y Chile. Su odisea libertaria, bajo el mando sanmartiniano, culminó en Lima, de ahí que el Perú también lo reconoce como el general que acompañó siempre a San Martín en su proyecto independentista, también en el alejamiento del teatro de operaciones después de la entrevista que los dos grandes libertadores tuvieron en Guayaquil. Luego de su renuncia a su servicio castrense Las Heras se refugió en su residencia en Chile hasta su muerte. Su repatriación a Buenos Aires fue en cumplimiento de su última voluntad y la ciudadanía argentina debiera recordar siempre por qué sus restos reposan en el Mausuleo de la Catedral Metropolitana junto a los del Libertador de tres países americanos.
El escritor Antonio Las Heras ha manejado con eficacia y poder de síntesis toda la trayectoria militar y la biografía del hombre en base a documentos y cartas de Las Heras y otros protagonistas de una gesta que merece un más profundo conocimiento por nuestros conciudadanos, especialmente por los estudiantes del ciclo secundario, a fin de conseguir una formación sustentada en el patriotismo y en los valores que nos legaron nuestros próceres, que antepusieron la Patria por encima de los intereses personales o conveniencias coyunturales para el logro del poder, siempre pasajero cuando no es buscado para el bien común del pueblo. La recuperación de la memoria histórica es necesaria en momentos de decadencia. Y como sujetos del conocimiento histórico debemos sentir y descubrir en nosotros mismos el esfuerzo de nuestros próceres para el logro de una Patria sustentada en valores humanos porque recordar es revivir con el corazón, y ese es el sentido de la historia que apunta siempre al devenir, al destino de los pueblos.
Como Nicolás Berdiaev, el autor de este libro piensa que el hombre es un ser histórico y que lo histórico habita en cada individuo, en otros términos, no es posible disociar al hombre de la historia por cuanto en lo histórico se revela de modo genuino, la esencia del ser. Antonio Las Heras con este libro nos vincula íntimamente con el pasado, con la vida dinámica, creadora y heroica de nuestros próceres, con Juan Gregorio de Las Heras en particular, pero también nos remite al futuro, hacia la resolución de nuestra propia historia como Nación, a esta República que hoy parece haber perdido su horizonte y que clama por una ciudadanía responsable.
por Bertha Bilbao Richter