Debemos terminar con el deterioro de nuestras relaciones con los paises de la región.
Para ello y en resguardo y avance de nuestros intereses tenemos que retomar el diálogo continuado con ellos, a fin de formalizar acuerdos de cooperación en beneficio mutuo.
A tal fin hay que abandonar políticas orientadas ideológicamente. Hay que obrar con pragmatismo y con visión estratégica dirigida al futuro. Mas, si tomasemos en cuenta los diferentes comicios regionales no tendriamos certidumbre alguna sobre las tendencias políticas que podrían prevalecer en nuestros vecinos.
En lo que concierne a la seguridad común, tenemos que encarar la criminalidad transfronteriza: por ejemplo el narcotrafico, el contrabando de armas, el paso clandestino de delincuentes de uno a otro territorio.
También hace al bienestar de nuestros pueblos cooperar en la preservación del medio ambiente, enfrentar el cambio climático, cuidar la calidad de las aguas comunes, incluyendo las subterráneas.
La pandemia de la que todos sufrimos obliga al liderazgo y la solidaridad. En tal sentido, deberíamos sumar y coordinar nuestras capacidades y actuar conjuntamente, ayudándonos los unos a los otros, poniendo el énfasis de los esfuerzos en las zonas limítrofes.
La mejoría de nuestras relaciones sobre las bases enunciadas y otras que puedan identificarse tendrá un efecto positivo en nuestra imagen ante países que nos importan.
En un caso particular, el Reino Unido, contribuiría a fortalecer nuestra posición en la Cuestión Malvinas.
A tal efecto, hay tres países que son relevantes: Brasil, Chile y Uruguay.
Con Brasil y Uruguay deberíamos cooperar en el Atlántico Sur. Aquí también se plantean asuntos de nuestro interés común como también del interés de países extra regionales. Además de los ya citados de naturaleza ecológica, se suma a la preservación de la calidad de las aguas la conservación de sus recursos vivos, lo que requiere luchar contra la pesca ilegal y la depredatoria. En otro orden, debemos proveer a la seguridad de la navegación.
Este tipo de cooperación llevaría naturalmente a realizar conjuntamente ejercicios navales entre nuestras armadas y policías marítimas. Asimismo, la ejecución de cruceros de investigacion. Con ello aumentaría la confianza recíproca.
Por supuesto que la supervivencia del Mercosur es esencial. Por tal motivo, hay que perseverar en procura de la armonización de las políticas de todos los socios.
En cuanto a Chile, con nuestro vecino nos hallamos en las aguas australes a uno y otro lado de los accesos a tres conexiones interoceanicas, vinculaciones estas que irán adquiriendo importancia según la intensidad que vaya cobrando la competencia entre China y Estados Unidos, por la pretensión de la potencia asiática de una nueva distribución del poder estrategico mundial. Y no olvidemos que Estados Unidos está en nuestro mismo Hemisferio.
Con Chile, ademas, nos proyectamos hacia el continente antártico. Esta realidad debería estimular mayor cooperación bilateral en el mar y la tierra, independientemente de nuestros reclamos de soberanía.
Estas y otras ideas, de concretarse, con lo que estaríamos simultáneamente cumpliendo con obligaciones sancionadas por normas internacionales, podrían tener un doble resultado.
En lo global nos permitiría encarar en mejor posición la relación conflictiva entre China y Estados Unidos, a fin de poder tratar con uno y otro país en función de la compatibilizacion de los respectivos intereses. E interactúando también con otras potencias extra regionales. Ahora bien, seamos realistas y no pretendamos mantener una equidistancia asceptica: no tenemos el poder suficiente para sostener esa ilusión.
Y en el espacio inmediato, exhibiría a la presencia británica, por su ocupación de hecho e ilegítima de nuestros archipiélagos, como una intrusión injustificable.
por Eduardo Airaldi*
* Embajador
18 de mayo de 2021