Debo en primer término destacar la importancia de estos días de mayo. El día primero ha sido establecido por ley 25863, como memoria de la Constitución Nacional, y también es, desde que así lo dispusiera don Hipólito Yrigoyen, en el difícil año 1930, la fiesta del trabajo. Los comienzos de la independencia cuajaron en las jornadas del 22 al 25 de mayo de 1810. Y fue un 1 de mayo de 1851, en que la política nacional dio un giro que sería con los años admirado en su fundamental importancia, al pronunciarse el gobernador de Entre Ríos ,D. Justo José de Urquiza, por tomar las armas para lograr organizar la nación sobre el fundamento raigal de una constitución republicana, con división de poderes, derechos y garantías .
También fue un 1 de mayo en 1852 – pocos días después de la histórica batalla del 3 de febrero – que se fundó este club.
Desde entonces se han sucedido al frente de la Comisión Directiva 156 presidencias de mayor o menor duración, que, forjaron acuerdos, alianzas y audaces reformas. También se sufrieron fracasos, pero subsistió una profunda convicción de que es posible establecer una nueva y gloriosa nación a la faz de la tierra.
Hoy nos conmueve un indeleble espíritu de gratitud para quienes nos precedieron, los que nos acompañan hoy, y los que se encuentran aprestando para sucedernos.
Saludamos a los presentes, socios y amigos , y también a las instituciones que se han hecho presentes, el Círculo Militar, el Círculo de Armas, el Museo Mitre, el Club Recreo de Gualeguaychú, fundado en 1882 y otros que no están hoy pero que marchan a la par nuestro. Agradecemos a quienes trabajan aquí en particular a la Comisión Directiva, los empleados, quienes sirven nuestras mesas hoy, los que participan de la Gazeta, los foros, café literario, la biblioteca circulante los viajes de aprendizaje aquí y en el extranjero.
Cerrando esta introducción y como preparación para el brindis por la patria me he , atrevido a formular en palabras actuales el espíritu del credo republicano que nos ha mantenido unidos.
Esta creencia republicana se asienta como pieza sustantiva en la mutua confianza de constituir una fe común en todos y cada uno de quienes comparten nuestras vidas.
Esta se nutre del respeto a su libertad, esta a su vez fuente también de su responsabilidad. Cree todo republicano en la transparencia de la gestión pública, la alternancia en el poder y la rotación en los cargos oficiales. Creemos en la necesidad de experiencia para el buen gobernante, fruto de un laborioso cursus honorum,o sea, evitar los aventureros y confiar en los experimentados. Creemos en la división de poderes que se contraponen y armonizan. Creemos en jueces que entienden que el derecho sólo vale si realiza la justicia. Creemos que somos una orgullosa y a la vez humilde eslabón de una larga cadena de solidaridad con nuestros ancestros y en consecuencia respetuosos de los que nos han transmitido. Aceptando así los mandatos recibidos y el juramento de lealtad en transmitir nuestras experiencias renovando tradiciones y mandatos. Somos convencidos de nuestra responsabilidad en el acrecentamiento de las herencias y de su leal entrega a quienes no sucedan. Nos agita un profundo respeto por la libertad de pensamiento y palabra ajenos. Comprendemos que nada es superior a cada persona, pero tampoco nada es superior al bien común necesario para el desarrollo individual. Creemos en que el verdadero progreso está en el personal de cada uno y en el colectivo de todos y que ambas fuerzas se necesitan mutuamente. Respecto de los líderes, exigimos que cada uno sea dueño de sí mismo, de sus pasiones y arrebatos, y que, dentro de los límites de su humanidad, adquiera carácter construyendo un orden jerárquico interior que ponga al servicio del bien común. Como eje fundamental creemos firmemente que la verdadera patria grande es aquella que cobija, contiene y resguarde a todos y cada uno de sus ciudadanos. Grande por adentro más que por afuera. Que la unidad de propósitos para el bien común no significa uniformidad, sino, por el contrario se nutre de la riqueza de los diversos. Que la paciencia en la conducción es invariablemente proporcional a la grandeza de las metas a lograr. Sobre estas creencias recibidas y aceptadas, está a nuestro cargo hoy transmitirlas. Invito a levantar las copas en un juramento patriótico coreando nuestro himno nacional.
por Roberto Antonio Punte