Los enfermos y minusválidos fueron perseguidos por el nacionalsocialismo, se los consideraba una carga para la “comunidad del pueblo alemán”.
A partir del año 1934, alrededor de 400.000 personas fueron esterilizadas contra su propia voluntad y más de 200.000 seres humanos fueron asesinados en hospitales e instituciones psiquiátricas. Esto ocurrió en el seno de la sociedad alemana bajo la dirección de psiquiatras, neurólogos, pediatras y demás personal médico especializado, contando con el apoyo del personal administrativo y de enfermería. Decenas de miles de pacientes polacos y soviéticos fueron exterminados en hospitales e instituciones psiquiátricas durante la ocupación de Alemania en sus territorios durante la 2ª Guerra Mundial.
Innumerables familias perdieron a sus seres queridos.
Por un largo tiempo nadie quiso recordar a estas víctimas, aún finalizada la guerra. Inclusive numerosas familias afectadas callaron sobre los hechos. Muchos perpetradores y sus ayudantes pudieron continuar sus carreras en la Alemania de posguerra.
Esta exposición, perteneciente a la DGPPN (Deutsche Gesellschaft für Psychiatrie und Psychotherapie, Psychosomatik und Nervenheilkunde) y a la cual represento en Argentina, tuvo lugar en el Museo Judío de Buenos Aires entre el 22 de agosto de 2019 y el 6 de marzo de 2020.
La participación de psiquiatras en políticas eugenésicas y su continuidad profesional post 1945. Culpabilidad y silencio
Dra. María Victoria Grillo
Las prácticas del programa de eugenesia denominado T4 [1] se implementaron a partir de octubre de 1939 cuando Hitler autorizó a su médico personal Dr.Brandt y al Canciller Philip Bouhler para matar a personas consideradas inadecuadas para vivir (enfermos, discapacitados física o mentalmente, depresivos o simplemente ancianos) Con posterioridad la fecha de inicio fue antedatada al 1 de septiembre de ése año en coincidencia con el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, con la clara intención que la implementación tomara la apariencia de una medida de guerra. En la directiva, el Dr.Karl Brandt y jefe de cancillería Philipp Bouhler fueron imbuidos de la autoridad para permitir a los médicos que los pacientes considerados incurables, de acuerdo con el mejor juicio humano disponible sobre su estado de salud, puedan recibir un asesinato por piedad“. El programa T4 se suspendió en 1941 y se registraron asesinatos disfrazados hasta el fin del nazismo y su posterior de derrota militar en 1945. [2]
El programa T4 involucró a casi toda la comunidad psiquiátrica alemana ya que se conformó un grupo burocrático de médicos, que tenían el mandato de matar a cualquiera que tuviera una “vida indigna de vivir.[3] Michael Berenbaum[4] afirma que los antecedentes de pensamiento eugenésico previos al nazismo fueron utilizados por el Ministro de Salud de Bavaria y consistieron en aislar y luego matar a psicópatas y discapacitados mentales ,procedimientos que fueron luego puestos en práctica un año después en el Reich, iniciando un derrotero que comenzó negando comida y tratamiento médico a este tipo de pacientes. Asimismo, se incluyen las instrucciones para los planes de esterilización iniciados dentro del Programa y considerados preventivos en el caso de parejas en las que pudiera existir alguna patología de las consideradas inútiles para el plan del perfecto alemán destinado a representar al Volk. Sin embargo los considerandos para la inclusión en el T4 no fueron exclusivamente genéticos, los funcionarios nazis asignaron personas a este programa en gran medida en función de su productividad económica y se refirieron a las víctimas del programa como ” gente inútil que solamente podía comer”
El traslado de pacientes y los centros de exterminio
Hubo seis centros: Hartheim, Grafeneck, Berburg, Hadamar Sonnestein y Brandeburg donde los pacientes eran trasladados por personal de las SS vestidos con guardapolvos blancos para simular ser personal de la salud. Algunos enfermos llegaban para morir debido a la natural falta de alimentación, otros eran sedados al extremo hasta su muerte, modalidad adoptada en general para los niños. La inhalación de gas era el método más usado al introducir a los enfermos en una habitación y descargar allí los gases facilitados por químicos y supervisados por médicos. Con posterioridad los cuerpos eran incinerados. Para evitar interrogatorios de familiares se les avisaba que los pacientes habían sido trasladados a centros especializados para mejorar su salud y que no podían recibir visitas hasta su recuperación. Con el tiempo los familiares recibían en algunos casos sus cenizas.
El proceder médico:
Algunos profesionales protestaron y otros se negaron a completar los formularios necesarios. La iglesia católica romana que no se había pronunciado sobre la “cuestión judía”, protestó por los “asesinatos de misericordia” como Clemens Augus von Galen arzobispo de Munster quien enfrentó al régimen al sostener el deber de todo cristiano de rechazar el programa de asesinatos por misericordia.
Michael Berenbaun confirma que “El 24 de agosto de 1941, casi dos años después del inicio del Programa T4, pareció cesar. De hecho, había pasado a la clandestinidad y continuó encubiertamente durante los años de guerra. Si bien el programa declaró más de 70,000 víctimas durante sus dos años de operación abierta, los centros de asesinato registraron aún más víctimas entre la conclusión oficial del programa y la caída del régimen nazi en 1945. El número total de muertos bajo el Programa T4, incluidos los encubiertos, alcanzaron 200,000 o más. La conclusión oficial del Programa T4 en 1941 también coincidió con la escalada del Holocausto, y la culminación de los programas nazis para eliminar a aquellos considerados vergonzosos para la “raza maestra”.
Secretos y mentiras
En el periódico El País de España del 3 de febrero de 2013 el periodista Nuño Domínguez escribió el artículo Los cerebros malditos del nazismo donde apunta las investigaciones realizadas por el neurólogo de la Universidad de Illinois Lawrence Zeidman quien investigó las historias de neurocientíficos nazis menos conocidos. Su trabajo, publicado por entregas en el Canadian Journal of Neurological Science, recoge una lista de nombres en la que conviven nazis que investigaron con niños, científicos comprometidos que se opusieron al régimen y excepcionales investigadores de origen judío que fueron exterminados en los campos de concentración. Estos son algunos de los casos rescatados del olvido y que Domínguez reproduce:
Julius Hallervorden:
“Yo acepté aquellos cerebros, por supuesto. De dónde venían y cómo llegaban hasta mí no era en realidad asunto mío.(…) Ellos me preguntaron, ‘¿Cuántos podría analizar?’ Yo les dije, ‘Un número ilimitado, cuantos más, mejor”.
Estas palabras pertenecen al neurólogo alemán ,uno de los médicos que más usufructuó las políticas nazis de “eutanasia” para llevar a cabo sus experimentos y extrajo 697 cerebros de los cadáveres de pacientes de epilepsia, esquizofrenia y otras enfermedades neurológicas que el régimen englobó bajo términos como “idiotas”. Hallervorden sobrevivió a la guerra y continuó su vida científica sin sufrir pena alguna. Hoy su apellido sigue dando nombre a una enfermedad neurológica que describió junto a otro neurocientífico nazi, Hugo Spatz. Las prácticas de estos dos neurólogos no fueron una excepción, sino una regla entre la profesión médica alemana. Sin embargo, solo un puñado de nombres han pasado a la historia de la infamia y aún quedan muchos por esclarecer.
Berthold Ostertag. Unos años antes de que estallase la II Guerra Mundial, el neuropatólogo Berthold Ostertag, médico y oficial de las SA, usurpó el cargo de su jefe judío Rudolf Jaffe en el Hospital Moabit de Berlín, y cuando el Gobierno llevó a cabo el programa denominado T4, estaba en el cuartel general de la calle berlinesa. Ostertag. Especialista en malformaciones cerebrales analizó los cadáveres de 106 niños del programa de “eutanasia” infantil que habían muerto víctimas de malas intervenciones neurológicas y elaboró su propia colección de muestras patológicas que conservó en la Universidad de Tubinga, donde trabajó tras la guerra. Ostertag se auto exculpó por usar los cerebros infantiles pues su principal objetivo era demostrar que sus dolencias no eran genéticas, lo que hubiera salvado a sus padres de la esterilización.
Carl Schneider un médico atípico en la Alemania nazi; experto en esquizofrenia, en 1933 era responsable del asilo para epilépticos de Bethel. El médico era conocido por su empatía con los enfermos y promovía un trato estrecho entre los psiquiatras y los pacientes.
Un año después, Schneider se convirtió en catedrático de psiquiatría y neurología de la Universidad de Heidelberg. Su empatía viró para abrazar la nueva realidad de la Alemania nazi y su maquinaria implacable de producir cerebros para la ciencia. En esa dirección impulsó la creación de un instituto para investigar las causas del “idiotismo”. En 1942 escribió: “La mayor parte de los cerebros enviados desde Eichberg [un centro del T4] son analizados en el departamento de anatomía (…) la continuación de estas investigaciones pueden seguir dando datos, por lo que pedimos urgentemente más cerebros de idiotas y débiles mentales”
Schneider, se suicidó en 1946 antes de que pudiera ser juzgado en el Proceso de Nuremberg. A su vez y junto a Konrad Zucker, hicieron de Heidelberg uno de los dos principales centros de capacitación para el asesinato de niños con fines teóricamente científicos, que se desarrolló en treinta clínicas durante tres años. Sus compañeros de trabajo no fueron castigados y pudieron continuar su trabajo. Su membresía en la academia de ciencias de Heidelberg fue eliminada.
Hans Nachtsheim fue un zoólogo y genetista que se especializó en epilepsia quien logró el puesto de director del departamento de Patología Hereditaria Experimental del Instituto Kaiser Guillermo, hoy, Instituto Max Planck. Allí Nachtsheim buscó las claves de la epilepsia intentando provocar ataques a voluntad, en conejos, y en niños enfermos. Para ello les sometía a una falta total de oxígeno o a bajas presiones equivalentes a altitudes de hasta 6.000 metros. Nunca consiguió inducirles ataques pero sus prácticas violaban todos los códigos éticos de la ciencia y la medicina. En la posguerra Nachtsheim participó en el desarrollo de la genética humana en su país. En 1961 fue nombrado asesor del Comité de Restitución para las personas esterilizadas durante el régimen nazi. Ocasión en la que defendió la política de esterilización y votó que no se indemnizase a las víctimas de aquel programa. “Desde su muerte, en 1979, la Sociedad de Antropología y Genética Humana de Alemania otorga dos premios Hans Nachtsheim en investigación genética”, según el estudio de Zeidman quien confirma que “La extracción y el estudio de cerebros le dio legitimidad al programa de eutanasia”. De ese modo la genética legitimaba las políticas de esterilización y “eutanasia” y estas a su vez justificaron la “solución final” aplicada en los campos de concentración.
El estudio de Zeidman, destaca que la medicina alemana obtuvo 8 premios Nobel antes de 1939, y los neurocientíficos nazis hicieron descubrimientos claves, como los glioblastomas, primarios y secundarios y alrededor de 30 enfermedades neurológicas llevan nombres de médicos nazis. Zeidman concluye que hubo una “simbiosis” entre nazis y médicos. Estos últimos “Buscaban poder y prestigio y a cambio prestaron su autoridad para validar las teorías de higiene racial”. Ser nazi era rentable. Los médicos afectos obtenían más subvenciones y mejores puestos y esa profesión era siete veces más común que cualquier otra entre las filas del partido. En 1942, la mitad de todos los médicos eran del partido o tenían algún cargo en el gobierno o las universidades.
La historia oficial prefirió ver unas pocos profesionales comprometidos en lugar de toda una profesión viciada. “Al menos 350 médicos se comportaron de forma criminal, pero sólo 23 fueron juzgados en el Proceso de Nuremberg”, resalta el estudio.
Como conclusión, Zeidman resalta que caen “dos mitos” sobre la ciencia alemana de aquellos años. El primero decía que solo una minoría de los científicos fue culpable de los crímenes nazis. El segundo que los crímenes solo se cometieron en los campos de concentración.
Otros famosos cómplices de asesinatos
Hans Asperger, Según un artículo publicado en Molecular Autism el pionero investigador del autismo, tenía un oscuro pasado. Enviaba a niños con discapacidad a un programa de “eutanasia” dirigido por el régimen nazi. Las investigaciones revelaron que Asperger estaba lejos de ser un valiente defensor de sus pacientes contra la “eutanasia” de los nazis; por el contrario se benefició de su cooperación con el régimen y “legitimó públicamente las políticas de higiene racial”; asimismo los historiadores Edith Sheffer ( EEUU),y Herwing Czech de la Universidad de Viena relatan el uso de un lenguaje cruel por parte de Asperger para describir a sus pacientes Fue a través de archivos personales y evaluaciones políticas de autoridades y registros médicos nazis donde se encontraron entre otras diferentes instituciones la clínica infantil Am Spiegelgrund sitio en que se practicaba la eutanasia infantil donde Asperger formó parte de un comité donde se evaluaron los casos de 200 niños en un hospital psiquiátrico y llamó a 35 de ellos “no utilizables”, palabras que marcaban el destino de los pequeños con la eutanasia. Si bien Asperger no se afilió al partido nazi si participó en grupos afines con el régimen y fue bien recompensado por ellos. Por su parte, Sheffer, propone que no se debería usar el término síndrome de Asperger, dado que en medicina los diagnósticos del mismo nombre se conceden a persona que descubrieron una enfermedad y sirven para honrarlo.
Heinrich Gross, Psiquiatra austríaco, acusado de asesinar a varios niños bajo el régimen nacionalsocialista en Austria falleció en 2005 a la edad de 91 años. El proceso judicial que se le inició se suspendió en el año 2000 debido a su precaria salud. La acusación fue tardía pues en las décadas que siguieron a la II Guerra Mundial Gross no solo pudo ejercer su profesión libremente, sino que, además, hizo una excelente carrera como psiquiatra y perito judicial, a lo largo de la cual obtuvo múltiples reconocimientos e inclusive el gobierno de Austria lo condecoró cuando era director de la sección de psiquiatría del hospital de Viena. Sin embargo, Gross también tiene su oscuro pasado en la clínica nazi Am Spiegelgrund, situación que se conoce a partir de 1970, cuando se supo que Gross, ingresó en las Juventudes Hitlerianas en 1932, que después formó parte de las tropas de asalto nazis SA y fue miembro del Partido Nacionalsocialista en 1938. Gross consiguió eludir a la justicia y se afilió al Partido Socialista de Austria. Juzgado en 1950 por los crímenes cometidos en la sección de psiquiatría infantil de la clínica Am Spigelgrund, fue absuelto. Existen pruebas que en los últimos años de la II Guerra Mundial, 772 niños perecieron en dicho centro víctimas de pulmonías que eran provocadas con inyecciones de luminal o dosis del mismo producto mezcladas con la comida de los menores. Gross firmó 238 certificados de defunción de los niños. No obstante, tras la guerra, consiguió recuperar su puesto de trabajo en la misma clínica, fundar y dirigir, un Instituto de Estudios de las Malformaciones del Sistema Nervioso, así como convertirse en uno de los más prestigiosos peritos judiciales de Austria, donde le fue concedida la Cruz del Mérito de las Ciencia. Gross usó centenares de preparados médicos hechos con los cerebros y las médulas espinales de los niños que fueron asesinados en la clínica Am Spiegelgrund y en sus sótanos se guardaron durante más de medio siglo los preparados médicos con los restos de los niños, que finalmente, en 2002, fueron enterrados en 399 urnas en el Cementerio Central de Viena.
“Am Spiegelgrund ”en Viena “Barrio especial para niños” 1940–1945
El hospital Steinhof en Viena era un complejo de 34 pabellones. De 1940 a 1945, trece de los pabellones del hospital habían sido vaciados por los asesinatos de “eutanasia” T4. Estos fueron utilizados para un reformatorio y una clínica psiquiátrica para niños, “Am Spiegelgrund”. Los niños incluyeron a aquellos seleccionados por las categorías T4, así como a los hijos de combatientes de la resistencia y comunistas.
En el Pabellón 17, los médicos realizaron dolorosos experimentos con miles de niños vivos como un procedimiento insoportablemente doloroso: la encefalografía neumática que se realizaba rutinariamente: Los rayos X prepararon el terreno para futuras investigaciones después de la muerte de los niños.
Los niños morían durante el procedimiento, o después de ser transferidos al Pabellón 15 donde morían por desnutrición, sometidos a medicamentos sedantes, expuestos a enfermedades infecciosas, y a ensayos experimentales con vacunas. En total, 789 niños fueron asesinados por médicos y enfermeras; Sus cerebros y partes de sus médulas espinales fueron removidos y preservados para su posterior estudio[5] El “pabellón especial para niños” se inauguró en julio de 1940; sirvió como uno de los mayores centros de matanza de niños hasta mayo de 1945. Los directores médicos de la clínica fueron el Prof. Dr. Erwin Jekelius y el Dr. Ernst Illing. El Dr. Heinrich Gross ,era el médico principal a cargo del Pavillion 15, asistido por la Dra. Margarethe Hübsch y la Dra. Marianne Türk . El Dr. Ernst Illing fue condenado a muerte y ejecutado en 1946.
El Dr. Erwub Hedjekuys murió en una prisión soviética. La Dra. Margarethe Hübsch fue absuelta y la Dra. Marianne Türk sentenciada a 10 años
Y tal como Primo Levi señaló “Nuestro lenguaje no cuenta con suficientes palabras para expresar la destrucción de los hombres”-
por Elena Levin
[1] Denominado así por “Projekt Aktion T4”, (el T4) se refería a la calle donde se encontraban las oficinas centrales que gestionaban el proyecto de eutanasia, Tiergartenstrasse 4. Berlín
[2] Esta presentación no se trata de una investigación personal sino una recopilación de trabajos de historiadores y médicos a los que accedí por diferentes medios https://ecodiario.eleconomista.es/ciencia/noticias/4574561/02/13/Los-cerebros-malditos-del-nazismo.html
Medicina Nazi 2 PDF – Yad Vashem
www.yadvashem.org › pdf-drupal › education › medicina_nazi
http://direccionunica.net/wp-content/uploads/2017/11/LA-CIENCIA-DEL-EXTERMINIO.pdf
Sheffer Edith Los niños de Asperger. Editorial Planeta. 2019
Sobre las investigaciones de Herwing Czech El síndrome de Asperger toma el nombre de un médico acusado de nazi y
https://www.elperiodico.com/es/ocio-y-cultura/20191117/libro-herwig-czech-asperger-nazismo-7734204
[3] . Algunos médicos previamente orientados en estudios de eugenesia , vieron al nazismo como una “biología aplicada” y no dudaron en apoyar el programa. Cabe recordar que el proceso de estudios en eugenesia con fines mortales proviene desde el siglo XIX cuando se hablaba sobre el derecho a morir un tema al que también suscribieron algunos juristas.
[4] Michael Berenbaun https://www.britannica.com/event/T4-Program
[5] Martens Debra, No apto para vivir Canadian Medical Association Journal,2004