Un ensayo breve de Arlette Neyens
Se llama Victoria. Vive sola y de prestado en un galpón muy cerca de la única avenida de su pueblo. Hace como dos años que está ahí y por caridad. Antes vivía en un rincón en la plaza del pueblo.
Dicen que tiene algo más de 50 años, aunque con su aspecto harapiento parece como de setenta. Dicen que donde vive no tiene baño. Dicen que hace dos años que no se puede bañar ni gozar del agua caliente. Hasta se duda de que tenga una cocina. También dicen que tiene problemas de salud mental. Nadie la visita. Nadie la abraza, nadie la cuida. Pero Victoria, que lleva un nombre equivocado, parece ser una pura derrota.
No se sabe que algún humano se ocupe de ella. Se dice que tiene hijos en algún lugar pero nadie la visita. Sin embargo Victoria recibe y da lo mejor de de los sentimientos. Le da cuidado y amor a seis perros, que no discriminan. Un amor que es devuelto con creces por los seis. Los únicos que la cuidan y le lamen la mano y se alegran de verla. Da y recibe ternura y acompañamiento, la siguen en sus salida y se sientan a esperarla a las puertas de sus paradas. Los perros están impecables y cuidados con su pelo lustroso.
Se dice que ningún organismo del Estado, ninguna organización sin fines lucro ni con fines lucro se puedo ocupar de ella. Hoy, 21 de mayo, la fuerza pública cumplirá un mandato de desalojo. Dicen que hay como 15 personas en el operativo para desalojarla y ninguna para ayudarla. Dios quiera que no le quieran quitar sus perros, su único amor en esta tierra.
Victoria volverá la calle, a dormir en la Plaza con sus perros. Tendrá frío y tendrá lluvia, mientras yo y Uds. dormiremos al abrigo de nuestras estufas y nuestros techos, y tomaremos nuestra sopa caliente.
Nunca supimos qué fue de los perros amigos.
Victoria, que por pura ironía de destino tiene el nombre equivocado, porque de verdad Victoria es una pura derrota.
Así es la vida.
(Dicen que desde hace un tiempo fue internada en el Hogar de Ancianos Municipal)