El sábado 1 de Junio un nutrido grupo de socios y amigos del Club viajó hasta la ciudad de Concepción del Uruguay, Entre Ríos, para visitar y conocer de cerca lugares emblemáticos para la historia de nuestro país y alguno de ellos ligados especial e íntimamente a quien fuera promotor de la creación del Club del Progreso, el General justo José de Urquiza.
Es así que habiendo arribado de la ciudad por la mañana, visitamos en primer lugar la basílica de la Inmaculada Concepción, en la cual se encuentra el mausoleo del Gral. Urquiza, emplazado en el mismo lugar en el cual, recién en el año 1951 – es decir 80 años luego de su asesinato – se descubrieron sus restos, los cuales por disposición de su viuda ( Dolores Costa ) se encontraban ocultos y en secreto detrás de una falsa pared, la cual fue casualmente demolida por obreros que se estaban ocupando de una refacción del lugar, quienes descubrieron una cripta oculta en donde la viuda había dejado una lápida con la inscripción “R.I.P.- Aquí yacen los restos mortales del Exmo. Sr. Capitán. Gral.- Don Justo José de Urquiza – 1er Presidente Constitucional – de la República Argentina – Gobernador de la Provincia – de Entre Ríos – que murió asesinado – el 11 de abril de 1870 a las 7 y media de la noche – en su palacio San José – a los 69 años de edad – Su amante esposa e hijos – le consagran este triste recuerdo”.
Luego nos dirigimos al vecino e histórico Colegio del Uruguay, primer colegio público, laico y gratuito del país, fundado por Urquiza el 28 de Julio de 1849, en el que se formó gran parte de la generación del 80, y vio pasar por sus aulas a varios presidentes argentinos como Julio Argentino Roca, Victorino de la Plaza y Arturo Frondizi, e incluso de países vecinos, tal como Benigno Ferreira, quien fuera presidente del Paraguay. Allí no solo pudimos percibir su particular y señorial atmósfera, sino también visitar lugares tales como su importante e interesantísima biblioteca y su museo; pero en especial todos nos fuimos pensando en que si eso fue posible hace mas de 150 años, cuanta falta le hace hoy a nuestro país la existencia de espacios académicos formadores de buenos ciudadanos, conscientes de que su formación integral como tales es lo único que puede garantizar un futuro vinculado al progreso. Ello fue posible entonces, pues existía un claro proyecto de país y de vida en común como sociedad.
El Colegio es una fiel muestra de la compleja personalidad de Urquiza (quien nombrara al colegio como su único heredero) y aunara austeras costumbres campesinas con exquisitos refinamientos de caballero renacentista, de lo cual pudimos dar cuenta posteriormente al recorrer su palacio.
Al terminar esta visita, cruzamos la calle para caminar por la plaza Ramírez, epicentro de numerosos hitos de la historia provincial y nacional. Allí, el 8 de junio de 1810, enterados de la formación del primer gobierno patrio, la ciudadanía de Concepción del Uruguay reconoció a este como legítimo solo 14 días después de su formación, constituyéndose en la primer entidad hasta entonces bajo dominio español en reconocer a la Primera Junta. Allí también, y luego de que en 1814 el Director Supremo de las Provincias. Unidas, Don Gervasio A. Posadas designara a la ciudad como capital de la provincia de Entre Ríos, el 29 de Junio de 1815 José Gervasio Artigas reunió el Congreso de Oriente, también denominado congreso de los pueblos libres, cuyo objetivo era la declaración de la independencia, la cual recién se lograría un año después en Tucumán. Pero el hecho más significativo ocurrió el 1°de mayo de 1851, cuando a los pies de la pirámide central de la plaza Urquiza proclama su “ Pronunciamiento“ contra Juan Manuel de Rosas, acto que bajo el lema de “ libertad, organización y guerra al despotismo“ desembocaría primero en la guerra contra Oribe, levantando el sitio de Montevideo, y luego en la batalla de Caseros el 3 de febrero de 1852 en la que el Ejército Grande, comandado por Urquiza, resultó vencedor permitiendo así la sanción de la Constitución Nacional al año siguiente, también un 1° de mayo.
Luego de un entrerriano almuerzo en la ciudad de Caseros, nos dirigimos por la tarde al vecino palacio San José, donde, guiados por su director, el arquitecto Guillermo Minatta , con sus brillantes comentarios tuvimos ocasión de recrear no solo la vida familiar y social de Urquiza, sino también rememorar su asesinato y conocer de cerca el lugar desde el que se definieron los destinos del país y se forjó la organización nacional, e incluso la visita del entonces presidente Sarmiento pocos días antes del asesinato del dueño de casa, quien además del alto contenido y significación política del encuentro pudo conocer en adelantos tecnológicos para la época, tal como el agua corriente, pues el palacio fue la primera construcción en poseer dicho sistema en el país.
En esta corta pero fructífera visita, además de la alegría de poder compartir un día entre amigos, pudimos tener detalles de quien en ese mismo año de 1853 fue elegido primer presidente constitucional, cargo que asumiera el 5 de marzo de 1854 abocándose a una impresionante tarea de organización nacional, organizando la administración, construyendo caminos y líneas ferroviarias, estableciendo el sistema de correo, rentas y aduanas, instalando el régimen de justicia federal y fomentando la educación como base de todo genuino crecimiento personal y social.
Después de la batalla de Cepeda en la que pese a tener superioridad en la batalla contra Mitre el General Urquiza se retira de la contienda y que derivaría en la firma del pacto de San José de Flores; la entonces sedicente Buenos Aires se incorpora a la confederación. Logrado este objetivo el Entrerriano entregó el gobierno a su sucesor, Santiago Derqui, y se retiró a su provincia, en la que volvió a hacerse cargo de la gobernación. No obstante, la batalla de Pavón vino a confirmar que el desacuerdo aún agitaba los espíritus. El triunfo de Mitre trajo como consecuencia la caída del presidente Derqui, lo cual convenció a Urquiza de que la unidad nacional solo era posible bajo la jefatura de Buenos Aires, por lo cual, con ejemplar y republicano desprendimiento apoyó desde entonces a los gobiernos de Mitre y Sarmiento. En 1870 estalló la revolución de López Jordán en Entre Ríos, irritado por la actitud legalista y conciliadora de quien fuera primer presidente argentino; y así fue que el 11 de abril de ese año, Urquiza fue asesinado en su palacio San José, al igual que sus hijos Waldino y Justo asesinados el mismo día en Concordia. Víctima de la pequeñez localista de un rebelde caía así uno de los hombres que más esfuerzos había realizado por la unión y la tolerancia entre los argentinos, convencido de que ese era el único camino hacia el progreso. Como una muestra de ese convencimiento bregó por la fundación de un espacio de interacción y convivencia tolerante en Buenos Aires como es el Club que ahora lo honró con la visita a su casa.
Por Raúl E. A. Bard